31 diciembre 2023
ESPAÑOLES POR EL MUNDO. BOSNIA.
24 diciembre 2023
LA NAVIDAD CUARTELERA
Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad;
saca la bota, María,
que me voy a emborrachar...
En España pocas cosas hay más tradicionales que un villancico en Navidad. La civilización occidental cristiana de la que procedemos, en la que vivimos y a la que defendemos tanto en suelo patrio —ahora llamado territorio nacional— como en la mayoría de las misiones internacionales en las que participamos, tiene su germen en la civilización cristiana, la que nació hace más de dos mil años y conmemoramos cada Navidad. Y por la gran carga de sentimiento tradicional que tenemos los militares en nuestra forma de ser, no dejamos que llegue esta época sin que los cuarteles se vistan de espíritu navideño.
Concursos de belenes entre las compañías, villancicos y pasacalles de las bandas de guerra, algún que otro copazo de Chinchón para pasar mejor los polvorones, cabalgatas de Reyes sobre vehículos militares, campañas de recogida de alimentos y de juguetes para los más necesitados y las despedidas y felicitaciones previas a los días de permiso que todos nos guardamos para viajar a encontrarnos con la familia, crean un entrañable ambiente navideño muy distinto al que se respira en los cuarteles el resto del año con tantas y tan apretadas actividades de instrucción y adiestramiento. El Ejército es tradición...
Pero la vida no para porque justo antes de estas fechas se haya finalizado el año operativo con las tradicionales maniobras del turrón; aunque estemos en Navidad se deben cubrir unos servicios mínimos. Las unidades deben seguir manteniendo su disponibilidad, para lo que existe el personal de servicio. El nombramiento de las guardias de orden (para dar continuidad a la acción del mando) y el de las guardias de seguridad (para garantizar la de las personas, instalaciones y materiales) es inevitable y, como en otras tantas profesiones y oficios, cuando te toca... te ha tocado. Ya lo dice la letrilla del toque de Asamblea: si tienes guardia, jódete...
Decía antes que el Ejército es tradición y una que creo que se ha perdido casi del todo es la tradición de acompañar en las cenas de Nochebuena y de Nochevieja al personal de servicio. Tanto la actual facilidad para viajar, que ha hecho que en época navideña muchos militares estemos con nuestras familias lejos de nuestro lugar de destino, como el actual desapego que muchos militares tienen a estar en el cuartel fuera de las horas de trabajo, han ido dejando para el recuerdo el acompañamiento en esas cenas al personal de servicio.
Recuerdo cuando de niño esperábamos en casa, con la mesa puesta y todo preparado, a que mi padre volviera del cuartel a donde habían ido todos los mandos a tomarse un vino o una copa de cava —llamado por todos champán en esa época— con el personal de servicio que, con horario cuartelero, cenaban a las 8 de la tarde. Posteriormente he tenido servicio varias nochebuenas y nocheviejas. De hecho, mi mujer estuvo a punto de pedir el cuadrante de servicios pues me tocó, durante tres años seguidos, Oficial de Cuartel en Nochevieja y ella no se lo creía. Reconfortaba que alguien se acordara de ti cuando llegaban los mandos a tomarse contigo algo y hacerte un poco "más familiar" la cena. También yo mismo he ido muchas veces a acompañar un rato a los de servicio cuando me ha pillado en mi lugar de destino; y cuando me ha pillado fuera, he llamado por teléfono para felicitarles la Navidad o el Año Nuevo.
Como digo, esta bonita tradición es cada vez más un recuerdo. Desconozco lo que ocurre en todos los cuarteles de España, pero me da a mí que ya, como mucho, se acerca el Jefe y poco más. Una pena...
Esta noche es Nochebuena, buena ocasión para demostrar que somos la gran familia militar y quien no pueda acercarse al cuartel, que al menos les llame. Lo agradecerán.
Con un recuerdo especial a todos nuestros compañeros que están de servicio y a los que están desplegados en el extranjero, os deseo a todos ¡FELIZ NAVIDAD!
17 diciembre 2023
LA BOLSA DE BOMBONES
La extensa historia de nuestro Ejército conlleva la existencia de una gran cantidad de tradiciones. Algunas se perdieron con el tiempo, pero otras se mantienen. De estas últimas hoy hablaremos de la entrega de la bolsa de bombones a los oficiales del Arma de Ingenieros.
Se trata de una bolsa con bombones, morada, por supuesto, que se entrega a todos los alumnos de las diferentes escalas de oficiales que han existido a lo largo de la historia al despedirse de la Academia de Ingenieros cuando finalizan su formación unos días antes de su entrega de despachos en la Academia General Militar.
El origen de esta tradición se remonta al primer cuarto del siglo XX durante los duros años de la guerra de Marruecos. Eran años en los que la polémica por los ascensos por méritos de guerra se mascaba día a día en las salas de banderas, sobre todo en las de los cuarteles de la Península. Muchos oficiales eran recompensados con ascensos por méritos de guerra que, si bien estaban justificados en muchos casos, sabemos de sobras que en otros muchos se concedían sin plenas garantías de justicia ni de que el ascendido realmente fuera merecedor de ello. En muchos casos estos ascensos se concedían para elevar el caché de una unidad tras acciones no demasiado relevantes ni, mucho menos, heroicas.
Mucho se ha escrito sobre las Juntas de Defensa, pero creo que poco se ha leído sobre ellas, visto lo visto. Una opinión muy extendida sobre estas juntas militares es que nacieron entre los oficiales destinados en la península en oposición a los ascensos por méritos de los que tanto se beneficiaban los oficiales destinados en África, cuando la realidad es que, aunque el asunto de los ascensos honoríficos fue también uno de los caballos de batalla de las juntas, no fue su origen. Su nacimiento se produjo, en 1916, como grupos de presión contra de la reforma militar de 1915 que pretendía un plan de reducción del excesivo número de oficiales mediante retiros anticipados que suponían la amortización de unos 4800 jefes y oficiales que quedarían sin destino y cobrando la mitad. Algo muy similar fue la Reserva Transitoria de 1986, pero en esta ocasión el de tan triste recuerdo Ministro de Defensa Narciso Serra aprendió la lección del fracaso de la época del gobierno de Eduardo Dato y la estableció con carácter voluntario y con unas condiciones económicas mucho más atractivas.
En 1916 se creó la Junta de Defensa del aún denominado Cuerpo de Ingenieros, primera de todas ellas, e inmediatamente después los oficiales de Infantería crearon su propia junta. Lo primero que reclamó la de Ingenieros fue poder compatibilizar la Milicia con el ejercicio de la ingeniería a nivel particular y fue la de Infantería la primera en oponerse a los ascensos por méritos de guerra y al favoritismo en su concesión. A partir de ese momento empezaron a generalizarse las juntas de defensa en todas las armas y cuerpos del Ejército. Es decir, muy alejada de la realidad queda la absurda opinión tan generalizada de que las Juntas de Defensa fueron creadas por artilleros e ingenieros contra los ascensos por méritos de guerra que beneficiaban a infantes y a jinetes; así, como suena, como si en la Guerra de Marruecos no hubieran combatido artilleros e ingenieros...
Cuando las distintas juntas crecieron tuvieron un papel trascendental en la política española y unificaron ya sus reclamaciones, sobre todo en cuanto a retribuciones y a ascensos por méritos de guerra. En este sentido, la Junta de Defensa de Ingenieros se negó a este tipo de ascensos por un motivo lógico: este tipo de ascensos rápidos propiciaban que oficiales sin suficientes años de experiencia alcanzasen empleos superiores que les permitían hacer dictámenes y firmar proyectos técnicos de envergadura sin el suficiente aval de estudios y experiencia, lo que iba en detrimento del buen nombre y bien hacer del Cuerpo de Ingenieros.
Por ello, en el momento de recibir sus despachos de teniente, los cadetes de la Academia de Ingenieros de Guadalajara eran reunidos por el director en presencia de todo el claustro de profesores y les instaba a firmar su renuncia a los ascensos por méritos de guerra en un libro que se guardaba en la Academia como testigo de su voluntad de renuncia. Mientras se realizaba el acto de la renuncia, en el exterior de la sala donde se realiza la firma, personal de la Academia repartía bombones a las madres, novias y demás familia de los cadetes, para hacer más dulce la espera.
Desde entonces, todas las promociones de oficiales del Arma de Ingenieros reciben una bolsa de bombones el día que se despiden de la Academia de Ingenieros y de su Bandera rumbo a la Academia General Militar para recoger sus despachos.
10 diciembre 2023
LA MÚSICA MILITAR (y III). Toques de ordenanza.
Tras el artículo del domingo pasado, que daba para mucho más pero que en algún momento había que cortar, hoy hablaremos de los toques de ordenanza o, al menos, de algunos toques de ordenanza, ya que sería largo y complejo hablar de todos los que ha habido a lo largo de la impresionante historia militar de España.
Como ya escribí en la primera parte de esta serie dedicada a la Música Militar, para conocer el origen de nuestros toques de ordenanza nos tenemos que remontar a los comienzos de la más elemental historia bélica en la que las señales acústicas eran el vehículo transmisor de órdenes. Y de eso se trata, de transmitir órdenes mediante los sonidos de una corneta, generalmente el cornetín de órdenes.
En la página Caballipedia, además de otros muchos asuntos muy interesantes y, aunque con alguna carencia, bastante fieles a la realidad, podemos oír prácticamente todos los toques de ordenanza españoles actuales, que están bastante bien explicados en el RE7-001 Reglamento de Empleo. Toques Militares.
Según el RE7-001, los toques militares se clasifican en:
- Toques para actos de Régimen Interior.
- Toques de Orden Cerrado.
- Toques de Instrucción y Campaña.
- Toques para la rendición de Honores.
- Toques de carácter general (son generalmente todos los de Régimen Interior).
- Toques de corneta y tambor de Infantería (son prácticamente todos los de Orden Cerrado).
- Toques comunes de unidades montadas (casi todos referentes a actos de Régimen Interior).
- Toques de la Caballería.
- Toques de Artillería Ligera y de Artillería de Montaña (conceptos ya en desuso).
Los de Instrucción y Campaña están totalmente en desuso, aunque llegué a conocer a un romántico que mandaba asaltar a toque de cornetín, como el Teniente Coronel de los paracaidistas británicos en la película Un puente lejano. También lo están los comunes a unidades montadas y para las artillerías Ligera y de Montaña. Por ello, me centraré en los toques de la vida diaria cuartelera (de Régimen Interior) y, sobre todo, en los de Orden Cerrado y Rendición de Honores, pero como no se trata de un resumen del reglamento y como casi todo en El Furriel tiene su pero, comentaré algunos toques concretos de los que muchas veces se desconoce su significado o su correcto y oportuno empleo.
Una buena costumbre, a veces no demasiado practicada por los militares, es empezar por el principio, y el principio de casi todo toque militar es el toque de Atención en su versión simple o en su versión de Atención General, por lo que comenzaremos hablando de este toque. Todo toque de Régimen Interior debe ir precedido por el toque de Atención, salvo el de Silencio, que suena directamente sin preámbulo. En Orden Cerrado queda a criterio del mando su uso, pero teniendo en cuenta que el criterio debe ser coherente según el significado de cada toque y a quién va dirigido.
Aquí es donde surge el primer pero. Desde hace muchos años el soldadito español tenía costumbre de poner letra a cada toque para recordar su significado —las letrillas—. El escaso nivel de conocimiento de un soldado de reemplazo sobre el verdadero significado de cada toque les llevó a creer, porque así lo solían oír en una época en la que había muchos generales pululando por los cuarteles casi seguro por la ausencia de SIMENDEF, que el toque de Atención General quería decir que había que prestar atención porque llegaba o estaba presente un general, componiendo su correspondiente letrilla como atención EL general. Sin embargo, en una época en la que sonaban varios toques de Régimen Interior para el ganado, para el personal, para la instrucción, para las teóricas —llamadas academias en esa época—, etc. Se diferenciaba si era un toque para una determinada facción del cuartel o de la unidad, en cuyo caso correspondía el toque simple de Atención o si era un toque para todo quisqui presente, en cuyo caso correspondía el de Atención General. Es decir, el origen del toque no era alertar de la presencia de un general, sino que era un toque con una orden general, vamos, para todo el mundo.
Hasta antes de 2006 estaba oficialmente claro este concepto, aunque la gente (y no sólo soldados de reemplazo) siguiera creyendo que era el toque de atención EL general, pero aquel año entró en vigor el RE7-001 tergiversando oficialmente el sentido de este toque dando credibilidad al antiguo bulo de que se tocaría en presencia de un general. Y la prueba de que con este reglamento de 2006 se metió a martillazos este concepto —no sé si por desconocimiento— es que en el mismo reglamento, al hablar de la letrilla del toque, dice que puede ser Coronel... a...tención.. lo que demuestra que se dio esa letrilla porque también se tocaba ante la presencia de un coronel.
En resumen, si se hiciera con lógica, en una acto militar se debería tocar Atención cuando es una orden para el personal formado (alto, alinearse, sobre el hombro, etc) y Atención General para alertar de un toque que afecta a todos los presentes, estén dentro o fuera de formación e independientemente de si preside un general, un coronel o alguien de cualquier otro empleo, como por ejemplo para el Himno Nacional al entrar la Bandera en formación o para el toque de Oración en el acto de homenaje a los Caídos, que afectan a todos los presentes. De hecho así era en mis primeros años de Milicia cuando en las paradas militares se diferenciaba entre el toque de Atención y el de Atención General en función de a quién iba dirigida la orden, no de quién presidiera el acto.
Y otro pero que se da prácticamente siempre actualmente es el del, para mí, incorrecto empleo del toque de Batallón y Llamada. En primer lugar, y a pesar que en todas las normas, circulares o instrucciones que se redactan actualmente de cara a una parada militar, se pone que se interpretará el toque de Batallón y Llamada —o la unión de estos dos toques—, cuando lo que realmente se interpreta es el toque de Batallón, Llamada y Tropa —o la unión de los tres— seguido por una marcha militar que es el momento en el que las unidades pasan a ocupar su puesto en formación. Por cierto, este toque, que es una orden para todas las unidades en formación, debe escucharse en la posición de firmes pues se está recibiendo una orden vía turuta, que para eso va precedido de Atención, no a discreción como tristemente se ve por ahí tantas veces...
En el siguiente vídeo se puede escuchar el toque que actualmente siempre se denomina Batallón y Llamada, cuando realmente es Batallón, Llamada y Tropa:
Y ya, para rematar el asunto de la errónea idea que se tiene sobre los toques de ordenanza, nos encontramos con los casos en los que, al ser unidades de Artillería o de Caballería, al Batallón, Llamada y Tropa le llaman Grupo y Llamada. También nos encontramos en La Legión con el invento del Bandera y Llamada —ignoro si los Regulares hablan de Tabor y Llamada—. En estos casos es una muestra del total desconocimiento de esta materia.
A ver, que nos gusta demasiado ser distintos. Un grupo, batallón, bandera o tabor es una unidad tipo batallón, guste o no guste. El toque con nombre propio Batallón no es sólo para uso de los batallones de Infantería o de Ingenieros, sino para uso de los grupos de Artillería, los de Caballería, los tabores de Regulares y las banderas de La Legión. Este toque no tiene diferentes nombres según el emblema que lleve cada unidad en el pecho, se llama toque de Batallón.
Todo tiene su razón de ser. En Artillería, por ejemplo, llamar Grupo al toque de Batallón deriva en llamar Batería al toque de Compañía. Pero resulta que ya existe otro toque distinto llamado Grupo y otro también llamado Batería, ambos con carácter táctico. También existe un toque denominado Escuadrón. Estos toques tienen su finalidad muy distinta a los de Batallón o Compañía por lo que cambiarles el nombre implica que se ejecuta un toque que no corresponde al que figura en la orden de preparación de la parada militar.
En fin, que como puede ver el lector, hasta una cosa tan simple como es el correcto empleo de cada toque de ordenanza lo tergiversamos, y es una pena. Menos mal que ya no se usan estos toques para el combate, pues con este guirigay y desconocimiento de los toques, menuda catástrofe.
¡Ay! qué buenos seríamos si nos preocupáramos por ser buenos en todo...
P.D.- Feliz patrona a los aviadores.
03 diciembre 2023
LA MÚSICA MILITAR (II). Marchas y canciones militares.
Tras la publicación de la semana pasada hablando un poco de música con el fin de reconocer la tan necesaria labor de nuestros músicos militares, me di cuenta de que es un tema que da para mucho más que para una sola parte; por ello me meto en el charco de escribir una segunda.
Y aquí tenemos que empezar a categorizar, porque la Música Militar debe estar constituida por marchas, toques de ordenanza y canciones. Supongo que todos tenemos claro cuáles son las marchas de desfile, cuáles los toques —aunque muchos no tienen ni repajolera idea de su significado— y cuáles las canciones, a pesar de que demasiadas veces se le llama a todo marchas militares. También es cierto que estas tres categorías no son estancas y hay canciones que también son marchas y toques que también son marchas o parte de ellas.
Una marcha es esa composición musical, con aire más o menos marcial dependiendo de la mentalidad del compositor, que se utiliza para desfilar. Una canción es la pieza que se canta, como ya dije en La Música Militar (I) el domingo pasado, para exteriorizar sentimientos de alegría por la victoria o de identificación de un ideal. Un toque es la transmisión de órdenes a través de instrumentos musicales con mayor o menor complejidad en su composición.
Como decía, estas tres categorías no son estancas, por lo que nos encontramos con canciones que sirven para desfilar, como la Canción del Legionario, o himnos que directamente son denominados como canción-marcha, como es el caso del Himno de Ingenieros. También hay casos en los que un toque de ordenanza se convierte en algún momento en marcha, como puede ser el caso del de Fajina una vez finalizado un desfile.
Lo de meterme en un charco que decía en el primer párrafo, lo digo porque creo que este del que voy a hablar hoy es un tema muy subjetivo en cuanto a gustos, aunque también hablaré de aspectos que creo totalmente objetivos, como los que son, por ejemplo, los relativos al correcto empleo y significado de los toques militares, principalmente en paradas y desfiles. Esta parte la dejaré para el domingo que viene que, por cierto, será el día de Nuestra Señora de Loreto, patrona de nuestros aviadores y... astronautas del Ejército del Aire... y del Espacio.
La parte subjetiva de este asunto es en la que cualquier aficionado a la Música Militar puede pegarse horas debatiendo sobre qué marcha militar le gusta más o qué canción le gusta menos. Yo que, como ya dije y según mi padre, aprendí a desfilar antes que a andar, soy un gran aficionado a oír y escuchar —que no es lo mismo— Música Militar. En mis largos, nocturnos y solitarios viajes en coche los domingos, cuando en la radio sólo hay fúrboh, hacia Zaragoza, Hoyo de Manzanares, Cerro Muriano o Viator, he sobrevivido al sueño y al cansancio gracias a horas y horas de marchas y canciones militares, de las que llevo casi un giga en el coche.
Por eso tengo claro cuáles son para mí las mejores marchas y las más bonitas canciones militares. En el caso de las canciones la clasificación es la resultante de música y letra, de tal forma que la música tenga su carácter marcial y la letra sea, de verdad, la de una canción de guerra. No me cabe duda de que la más bonita canción, la que más me dice y la que más me llena es El Novio de la Muerte; la solemnidad de su música y el sentimiento de su letra son inigualables; pero me refiero al Novio de la Muerte de verdad, al cantado por las rotas voces de los legionarios y no por las dulces voces de coro que se oyen en ciertas desacertadas grabaciones. A partir de aquí ya sí me cabe duda de cuál es la siguiente en la lista, pues hay varias que, sin este orden necesariamente, me gustan mucho: Tercios Heroicos, El Zapador, el Himno de la Academia General Militar, el Himno de Caballería, el Himno de Intendencia, el Himno de la Armada (antiguo himno de la Escuela Naval Militar), Yo tenía un camarada o El Maestro (himno del desaparecido Regimiento de Infantería Jaén N.º 25). Es difícil hacer una lista completa y exacta pues, gracias a Dios, es extraordinaria la cantidad de canciones militares que tenemos en España.
Mención especial requiere el recitado de la Canción del Soldado que, aunque el resto de la canción no llegue a tanto, despierta en mí sentimientos muy similares a los que me produce el Novio de la Muerte:
¡SOLDADOS!
La Patria entera,
para nosotros sagrada,
palpita en esa Bandera
que nos entrega la Nación.
Traidor es quien la abandona
o la vuelve mancillada
y la Patria no perdona
el crimen de la traición.
Y, por supuesto, pocas cosas me hacen vibrar tanto como el Himno Nacional de España por lo que significa, no por su belleza musical ni por su marcialidad, ya que actualmente se ha convertido en algo rápido como de que acabe pronto. No hay ni una vez que lo oiga que no recuerde esa majestuosa y elegante versión anterior a 1997. Ahora se ve a las banderas entrar en formación corriendo para llegar a a su puesto mientras suena el escaso tiempo que dura; sin embargo, antes entraba la Bandera tan solemnemente que la tan larga interpretación del Himno no nos cansaba a los que manteníamos el pesado CETME C en Presenten. Lo siento, pero no me gusta el arreglo que hizo el, para mí, excesivamente elogiado y primer músico militar que llegó a general cuando el empleo máximo a alcanzar en ese cuerpo estaba fijado en teniente coronel. Pero esta es otra historia...
¿Y las marchas? Pues si canciones hay muchas, marchas ya ni te digo... Cuando oigo una marcha militar siempre, siempre, la imagino desfilándola. Soy militar, no músico, por lo que mi valoración de la calidad de una marcha está siempre definida por su capacidad de invitar a desfilar. Una buena marcha, además de que sea bonita, debe hacer que las piernas echen a andar solas y que el braceo salga solo. Y de éstas, no hay tantas. Al igual que me pasa con las canciones, no sé con exactitud cuál es la mejor marcha militar, pero me atrevería a decir que Los Voluntarios está a la cabeza. Muy seguidamente están otras marchas que invitan a mover las piernas: Heroína, San Marcial, Los Generales, Bandera y Patria, El Turuta, San Quintín, Desfilando —no confundir con Desfilar, que no vale nada—, Badajoz, Ganando Barlovento —muy bonita, pero que la Armada debe creer que no existe otra marcha pues casi siempre desfilan con ella— Mares y vientos, compuesta por el abuelo de mi buen amigo Chani, Proa a la mar o Pilotos en vuelo.
Además de todas estas, en España hay muchísimas marchas que, unas por ser muy antiguas cuando los ritmos de desfilen eran más lentos y otras por la poquísima calidad militar aunque tengan una gran calidad musical, no son de las que te ensalzan el espíritu y te hacen desfilar por el pasillo de tu casa.