Tras unos días bastante complicados por motivos personales, hoy El Furriel quiere escribir. Y el tema de triste actualidad de la DANA de esta semana da pie a contar algunas cosas que sé que muchos desconocen o, al menos, no conocen a fondo. No olvidemos que este blog nació para dar a conocer cuestiones, creo que importantes, que están olvidadas o que han quedado en desuso y son desconocidas por los jóvenes militares, que son los principales destinatarios de los pensamientos de este viejo soldado.
Desde 2005, año de creación de la Unidad Militar de Emergencias, no hay incendio, inundación, terremoto, nevada o cualquier otro tipo de situación de emergencia natural, en la que la UME no haya participado de forma exitosa. Incluso fuera de España. Tampoco ha habido ni una de estas intervenciones de la que no se haya hecho eco en los medios de comunicación por su impecable actuación. No hay desgracia natural en la que la sola presencia de los hombres de negro con sus camiones rojos no haya sido un soplo de esperanza y tranquilidad para los afectados por estas emergencias. No podía ser de otra forma, son militares.
El 26 de diciembre de 2004, una gran nevada colapsó la provincia de Burgos, hubo que evacuar a más de 6.000 personas y varios pueblos quedaron aislados. Hubo un fallecido. Nada comparable con lo ocurrido en Valencia esa semana, pero el entonces Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, sí se preocupó por esta emergencia sin necesidad de esperar a que el Gobierno de Castilla-León solicitara ayuda y empezó a pensar que España necesitaba un moderno sistema de emergencias y un potencial adecuado tanto en personal como en medios.
Unos meses después, entre el 16 y el 20 de julio de 2005, un incendio en Guadalajara costó la vida de once bomberos forestales. Este fue el detonante que confirmaba que España necesitaba hacer las cosas de otra forma a como se venían haciendo. A pesar de que se podían haber adoptado otras medidas, como una legislación adecuada, potenciación y mejora en la formación del personal de emergencias, adecuación de medios o mayor y mejor coordinación entre administraciones, se decidió que fuera el estamento militar, acostumbrado a hacer bien las cosas, quien diera solución a este problema. Supongo que Margarita Robles no recuerda cómo se creó la UME cuando dice eso de que el Ejército no puede hacerlo todo y que cada administración tiene su responsabilidad.
No cabe duda de que era una magnífica idea contar con personal militar dedicado en exclusiva a llevar a cabo con éxito lo que civiles, en la mayoría de los casos voluntarios pero sin la formación adecuada, no podían garantizar. Para ello, en octubre de ese mismo año —qué rapidez legislativa cuando se quiere— se creó la UME en un Consejo de Ministros, aunque no es hasta junio de 2007 cuando se define su encuadramiento y su funcionamiento.
Pero claro, había prisa y no había tiempo para convocar plazas de personal de nueva incorporación ni para comprar todo el material necesario, por lo que la UME se creó detrayendo personal, y en bastantes más casos de los que se cuenta, material de las unidades de los tres ejércitos que se dedicaban a la defensa militar de España, razón de ser de los ejércitos —no lo digo yo, lo decían las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas de 1978, en vigor aún en esos años—.
Así vimos cómo se iban publicando vacantes en la UME que eximían del plazo de mínima permanencia en la unidad de destino, cómo se le iba asignado material en uso en unidades y cómo se dedicó una ingente cantidad del presupuesto de Defensa para crearla sin apenas incremento de dicho presupuesto. Los que seguimos en las unidades para las que el enemigo seguía siendo el mismo que siempre y no el fuego, fuimos sufriendo una merma en personal y en medios, sobre todo las unidades de Ingenieros, y en los créditos asignados, con la consiguiente disminución, por ejemplo, de repuestos para el mantenimiento de vehículos. Aún estamos sin recuperarnos de aquello...
A pesar de que, repito, era una idea de la que el tiempo ha demostrado su eficacia, la creación de la UME produjo un gran malestar en los ejércitos, sobre todo en el de Tierra por ser el más afectado. No era la UME lo que no gustaba, a pesar de que muchos columnistas de los que suelen escribir sobre temas militares sin tener ni repajolera idea quisieron verlo así; lo que no gustó fue la forma en la que se creó la UME.
Y la forma no fue sólo el asunto del personal y material detraído de las unidades militares, sino la forma política de querer dar una visibilidad no bélica a una unidad militar que era la joya de la corona. Hacía pocos meses que Zapatero había ordenado unilateralmente el vergonzoso repliegue de las tropas españolas de Irak. Los militares no comulgábamos con esa postura tan anti belicista de la que hizo gala el propio Zapatero con el asunto de Irak e, incluso, para alabar a la UME. Con esta situación, ya me dirán ustedes...
Esta publicidad "oficial" que se preocupó por vender la imagen de la UME como algo parecido a una ONG era un tema peliagudo en aquellos años pues veníamos de una época de misiones internacionales en las que el prestigio de nuestro Ejército se vio salpicado en varias ocasiones por la imagen política de querernos convertir en una oenegé. Tal fue el empeño de Zapatero en la UME como nueva imagen de las FAs, que pronto se empezó a hablar de ella como la Guardia Pretoriana de ZP o la División ZP —os recuerdo que la UME la creó el mismo Ministro de Defensa que ordenó quitar el lema A España servir hasta morir del monte de Constampla en la AGBS—.
Aquí hago un inciso en el relato para confesar públicamente que me equivoqué. Cuando se empezó a oír hablar sobre la nueva UME yo decía que iba a ser un fracaso porque estaba convencido de que serían pocos los militares que querrían cambiar el fusil por la manguera. Pero no, tuvo toda la aceptación que yo no habría imaginado jamás. No sé si el mayor atractivo para pertenecer a la UME fue hacer algo diferente, una experiencia nueva, querer ser más "útil" a la sociedad que haciendo maniobras en San Gregorio o pegando tiros en Afganistán, o la diferencia de sueldo, pero está claro que me equivoqué.
De esta unidad destacaría unos aspectos muy positivos. En primer lugar, con la UME se ha evitado tener que participar en extinciones de fuegos o en inundaciones con personal militar con poca o nula preparación para ello como nos pasaba hasta entonces donde nos jugábamos la vida por falta de instrucción adecuada por muchas ganas que le echáramos. En segundo lugar, que se ha ampliado el abanico de situaciones en las que se puede intervenir de forma militar, haciendo bien las cosas, por la gran variedad de cometidos de emergencias para los que los úmedos están preparados. Y en tercer lugar, y muy importante, que ha crecido la valoración que de las FAs tiene el pueblo español.
Pero también tiene su lado menos positivo para mí. En primer lugar que da mucha pena que las unidades tengan considerables carencias en la cantidad y calidad de los materiales para prepararnos para la guerra mientras la UME tiene otro nivel. En segundo lugar que el personal de la UME proceda de los tres ejércitos y no sea un cuarto ejército independiente cuyo personal se dedicara para siempre a los cometidos para los que ha recibido tan específica formación y de los que ha adquirido tan extraordinaria experiencia. Y en tercer lugar, que ya muchos se olvidan de que antes de la existencia de la UME también en el Ejército apagábamos incendios, quitábamos barro o apaleábamos nieve.
En fin, que fuera como fuere que nació la UME e independientemente de que nos gustara o no en aquel momento —o en el actual— hay que reconocer el extraordinario trabajo de todos y cada uno de los componentes de esta Unidad Militar de Emergencias que tantas vidas ha salvado y tanto ha ayudado a los desprotegidos a causa de las turbulencias de la naturaleza. Saben hacer las cosas bien, no olvidemos que son militares.
Pero como en todo en la vida, no todo es blanco y negro, hay muchos colores intermedios. Como en Valencia, donde además del color negro del uniforme de la UME está el minerizado boscoso del ET, o el mimetizado árido del EA (y del viento) y de la Armada, porque cuando la cosa se pone tan fea como se ha puesto en Valencia, al final hay que tirar de abnegados soldados que por unos días han cambiado el fusil por una pala o por un escobón y se están hinchando a quitar barro.