15 octubre 2023

EL DESFILE DE LA FIESTA NACIONAL

Pues ya hemos disfrutado del desfile del Día de la Fiesta Nacional (DFN) un año más. Bueno, ¿realmente lo hemos disfrutado? Cada uno tendrá su opinión, pero lo que es absolutamente cierto es que ha sido un año de cambios, más de los que a primera vista pueden parecer.

Sin entrar en la tan famosísima y repetitiva noticia de que una cabo de la PAPEA ha saltado con la Bandera Nacional –un reconocimiento a la BRIPAC que durante varios años fueron los únicos que saltaban en la Castellana–, tengo tantas ideas en la cabeza que no sé por cuál de ellas empezar, de modo que iré escribiendo según vaya recordando mi resumen mental de este desfile.

Como el día 12 por la mañana estaba disfrutando de la celebración de la Virgen del Pilar, Patrona de nuestra querida Guardia Civil, no pude ver el desfile en directo y lo vi tranquilamente por la tarde a través de YouTube, lo que me dio la facilidad de verlo atrás y adelante tantas veces como me demandaba la curiosidad por confirmar los detalles que estaba viendo.

En cuanto a la ubicación de este año, al igual que otros años en que también se desfiló en esa zona, no me gusta, pero se ve que son razones de índole política las que motivaron el cambio, por eso no voy a comentar nada a este respecto. 

También hay que reconocer que el itinerario de este año ha vuelto a que la tribuna esté al lado derecho del desfile; punto positivo porque está demostrado que el vista a la derecha, además de ser el más generalizado, tiene más ventajas que inconvenientes: más costumbre de desfilar sobre el hombro que sobre el hombro derecho y, por consiguiente, más costumbre de bracear con el brazo derecho y menos posibilidad de golpearse con el brazo en la vaina del machete, saludo sin sable más natural girando la cara a la derecha que a la izquierda, costumbre de alineación natural de las filas por la derecha, no necesidad de que los alumnos cambien el lado en el que llevar las cadeteras, no necesidad de cambiar la posición habitual del acompañante del guion (las unidades que llevan acompañante), etc.

Pero vayamos al grano...

Cada vez estoy más convencido de lo que escribí en El Orden Cerrado en cuanto a la poca importancia que le dan muchos con la justificación de que quita tiempo para la instrucción táctica. No quiero reiterarme en lo escrito en ese artículo, pero esa tan manida respuesta de que el Ejército no está para desfilar lo dicen muchos que luego están deseando desfilar en Madrid el DFN y, sobre todo, salir en la televisión, como Alaska y los Pegamoides con su bote de Colón... 

Hace ya bastantes años de la última vez que desfilé en la Castellana, por lo que no sé cuántos ensayos se harán ahora ni cuántas vueltas se darán a aquella grandísima explanada en la Base Aérea de Getafe –sí, ya sé que ya no se ensaya allí–, pero da igual, no se trata de la cantidad, se trata de la calidad de los ensayos: ¿se tiene claro lo que se quiere? ¿se tiene claro cómo conseguirlo? ¿se corrige eficazmente lo que se quiere evitar? Joé, digo yo que si vas a salir en la tele tendrás que salir perfecto ¿no?


Hay aspectos del desfile que son comunes a las nuevas tendencias en la forma de desfilar y no se vieron el DFN por primera vez: alineaciones, braceos, distancias entre sargentos y tenientes, forma de llevar el fusil, forma de poner la hoja del sable en el vista a la derecha, paso demasiado largo (y la última fila siempre corriendo) o paso demasiado corto (y el consiguiente braceo forzado), ambos pasos consecuencia de la obsesión por mantener a toda costa la distancia con la unidad que nos precede olvidándose, en el caso del paso demasiado largo, de que en las últimas filas (con cariño antes llamada la calderilla) van los que tienen las piernas más cortas. 

Hay otros aspectos, sin embargo, que se vieron ayer sin ser lo habitual. Por ejemplo, si los gastadores  –creo que ya comenté alguna vez que yo fui jefe de la escuadra de gastadores en la Academia– queremos ir más chulos que un ocho y queremos levantar el brazo hasta la vertical, no podemos hacerlo en detrimento de que, al bajar, pase atrás. Es decir, el recorrido del brazo debe ser desde atrás hasta arriba, cueste el esfuerzo que cueste, pero no puede ser desde delante de nuestro cuerpo hasta arriba porque como queremos subirlo tanto no podemos echarlo atrás después; es un quiero y no puedo.

Sé que tampoco es cuestión de relatar aquí y ahora todas y cada una de las cosas que vi demasiado raras, pero es muy fuerte que haya profesionales de la Milicia que a estas alturas de la Mili pasen por la tribuna con el paso cambiado o que en el segundo tiempo del saludo con sable pongan la mano derecha tan adelantada que parece que van a entrar a matar aunque no lleven capote –igual hay que hacer más Orden Cerrado, no sé–. 

Una cosa que nunca he entendido, ni este año ni los anteriores, es por qué en el desfile del DFN, al igual que en muchas ocasiones en el del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS) se amplían los intervalos y las distancias y se desfila con las hileras y las filas más separadas de lo normal (y de lo reglamentado), pero la Armada sigue manteniendo sus distancias e intervalos, ahí todos bien juntitos. Si se aumentan para llenar la calle, que suele ser una avenida ancha, ¿por qué no se amplía a todos? No lo entiendo.

Podríamos seguir hablando de Orden Cerrado, pero tampoco es plan. Podríamos también hablar de la malísima retransmisión televisiva, pero no es una novedad ya que es a lo que tristemente nos tiene habituados nuestra TVE. Podríamos comentar también la falta de respeto de políticos y autoridades civiles moviéndose por las gradas y hablando mientras suena el Himno Nacional al incorporarse la Bandera a formación, pero es también un clásico. Pero lo que sí comentaré, por raro que me pareció, es que nuestra flamante Dama Cadete Borbón (Ortiz) luciera boina de color grancé con el uniforme de gala. Creía yo que de gala se llevaba gorra de plato, y casquete las mujeres, cuando se está fuera de formación y que la boina, de gala, era sólo en el interior de la AGM. Se ve que estaba yo equivocado y se ve que ha cambiado esa parte de la Orden Ministerial que regula la uniformidad en las FAs porque no creo que a esos niveles haya sido un así mola más... En cualquier caso, me alegro porque nuestra Princesa tiene buen porte militar que se habría devaluado si hubiera llevado esa tan poco marcial prenda de cabeza femenina llamada casquete.

Y fuerzo llegar al final para evitar una extensión demasiado larga de este artículo con un recuerdo a los esquiadores-escaladores y a los paracaidistas que este año no han desfilado por primera vez en sus respectivas historias. Creo que hay unidades que, aunque sólo sea por la vistosidad de su uniforme y la de su equipo, no pueden faltar nunca en un desfile de estas características y son los Regulares, La Legión, las Tropas de Montaña y los Paracaidistas. Aunque sea la Fiesta Nacional, la fiesta de todos los españoles civiles y militares, no deberíamos olvidar que es un desfile MILITAR...