27 agosto 2023

¿VUELTA AL SERVICIO MILITAR?

Siendo capitán en la UFPAC (Unidad de Formación Paracaidista) arresté a un aspirante a CLP, unos días antes de su Jura de Bandera, a 14 días de arresto -qué fácil era entonces aplicar el Régimen Disciplinario-. No recuerdo el motivo, pero sería algo gordo para meterle tantos días.

El día de la Jura de Bandera se solía tener condescendencia con los alumnos y se "levantaban" los arrestos por faltas menores; a fin de cuentas estaban en su formación militar y se cometían fallos muy frecuentemente sin ningún tipo de dolo. Cuando era un arresto de 14 días no se solía "indultar" al alumno pues solía ser por un motivo algo más gordo que un simple fusil sucio o llegar tarde a formación. 


El caso es que, en la paella que se ofrecía tras la Jura a las familias de los jurandos, yo tenía la costumbre de pasarme por todas las mesas para saludar a las familias. Un padre, al que se veía feliz y orgulloso, se me acercó y me preguntó, iniciándose una pequeña conversación:

- Buenos días. ¿Es usted el capitán de Fulanito de Copas?
- Sí, soy yo. ¿Es su hijo? Felicidades por su Jura de Bandera.
- Quería darle las gracias por el trabajo que han hecho con mi hijo. Por fin le han enderezado.
- Perdone, pero no sé si le ha dicho que está arrestado y no podrá irse con ustedes este fin de semana.
- Sí, me lo ha dicho. No se preocupe, lo entiendo y me parece perfecto. Si ha hecho algo mal, que pague. Jamás le había visto tan responsable y tan disciplinado como desde que empezó su vida militar. Está claro que necesitaba mano dura.
- Bueno, ya sabe como es la juventud y la sociedad de ahora...
- Desde luego. Una buena mili les hacía falta a todos. Si se vuelve a desmadrar tiene mi permiso para educarlo como sea; incluso si tiene que soltarle un guantazo, le vendrá bien -hizo el ademán de empezar a contarme su mili, pero le corté rápidamente-.
- Verá usted, mi trabajo es hacer un paracaidista de su hijo, formándole táctica, técnica y moralmente para prepararle para el combate; puede que en unos meses esté desplegado en Afganistán pegando o recibiendo tiros. Lo que no me corresponde es conseguir en unos meses lo que debería haber hecho usted los dieciocho años anteriores. Cuando meta la pata militarmente, le corregiré, pero su educación es cosa suya...

Esta anécdota es un resumen de mi postura frente a la de los que creen que debería volver el Servicio Militar.

El Servicio Militar, la Mili, tuvo su razón de ser durante siglos. No era algo únicamente español; todos los ejércitos del mundo, con un sistema u otro, necesitaban que el pueblo, sus jóvenes, participaran en la defensa militar de su país. Así ha sido en otras épocas en las que el ejército de masas era la base de la operatividad de los ejércitos y en las que la mentalidad social no le era hostil en su mayoría.

En España este concepto de ejército de masas empezó a dejar de ser efectivo, al menos desde un punto de vista político, a partir de la promulgación de la Ley Orgánica de Criterios Básicos de Defensa Nacional de 1984. Se empezaba a hablar de la integración en estructuras multinacionales, en mejorar los niveles de operatividad a través de una mayor preparación del personal y del empleo de tecnologías más avanzadas. Paralelamente a esta ley, se fue fraguando el Plan META (Modernización del Ejército de Tierra), que llevó a cabo una serie de medidas para adaptar la organización del ET a la nueva situación. La antigua estructura territorial dio paso a una estructura operativa (Cuartel General, Fuerza y Apoyo a la Fuerza). El Plan META supuso la disminución del número de capitanías generales de 10 a 6, la desaparición de 116 unidades y la reducción de aproximadamente el 50 % de los efectivos. Este fue el principio del fin del Servicio Militar, que tardaría aún casi 20 años en suspenderse; años en los que, más que nunca, fue germinándose un espíritu anti militarista materializado en los objetores de conciencia y en los insumisos. La Mili no estaba de moda...

En resumen, la suspensión de la Mili no fue algo inmediato producto de una promesa electoral durante una legislatura; llevaba tiempo en el horno.

No voy a entrar a valorar cómo se llevó a cabo el suspensión de la Mili en España, ni lo que supuso, de golpe, la reducción de Tropa en las unidades, en muchas de las cuales hubo que cerrar literalmente compañías. La forma de ir hacia la plena profesionalización costó mucho...

No cabe duda de que la Mili ha hecho un gran servicio a España y tampoco cabe duda de que hizo un gran papel docente en unas épocas en las que llegaban a filas analfabetos o quintos que jamás habían salido de su pueblo. Tampoco hay que olvidar que la Mili era la mejor campaña de publicidad de las FAs; salvo casos particulares que no la realizaban, todo el mundo tenía un conocimiento de la Milicia más o menos aceptable. 


Era la época en la que la mayoría de los jóvenes procedía de familias en las que se practicaba la educación, el respeto o el esfuerzo. En el Ejército se les hablaba de otras cosas: de disciplina, de honor, de amor a la Patria, de espíritu de servicio o de compañerismo. 

Hay quien pide que hagan un Servicio Militar de aunque sea solo tres meses para "enseñarles lo que es bueno". A ver, señores, el Ejército no es un campamento de verano. Los militares somos padres de nuestros hijos y solo a ellos educamos. Que cada padre asuma sus responsabilidades -o como dicen por mi tierra, que cada perrico se lama su pijico-. Y si nadie les habla de España, igual es que el problema es de los padres en casa y del Ministerio de Educación en los colegios. 

En fin, que es de agradecer el alto concepto que del Ejército tienen muchos creyéndolo capaz de enderezar a los jóvenes (que lo es), pero ya no estamos para eso, estamos para otras cosas.

Ya no somos educadores de jóvenes, somos conductores de hombres.