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Hablar pocas veces de la profesión militar es una de las pruebas de gran desidia e ineptitud para la carrera de las armas. (Del art. 14 de las RR.OO de las FAs)

07 julio 2024

CASCO AZUL, SOLDADO ESPAÑOL (y III)

Decía la semana pasada en CASCO AZUL, SOLDADO ESPAÑOL (II) que en esa época de 1993 la tensión se vivía constantemente en cualquier lugar y momento de la zona de responsabilidad del SPABAT (Spanish Battalion, o contingente español) porque tanto los croatas como los musulmanes nos hacían la vida imposible en las respectivas áreas que controlaban porque les impedíamos sus desmanes, mientras los serbios no paraban de bombardear con morteros y artillería tanto a unos como a otros. Y nosotros en medio de aquel fregao.

Pero teníamos algo a nuestro favor que no tuvieron ejércitos de otros países que tuvieron muchos problemas en el ejercicio de sus cometidos como fuerza de interposición. Nuestro carácter hispano, muchísimo más abierto que el de los aburridos holandeses, daneses, británicos o franceses, era fácilmente percibido por la población civil, lo que nos permitía cierto sosiego en algunos pocos momentos. Pero creo que, a pesar de lo canutas que lo pasamos, nos ayudó mucho una cosa teníamos clara los españoles sin llegar a ser una directriz de nuestro gobierno o de nuestro Mando: es su guerra, nosotros venimos a ayudarles; si nos lo impiden, peor para ellos, pero no podemos imponer mucho más de lo que ellos nos permitan. Otros países no pensaban así y querían imponer su fuerza y conseguían que su sola presencia en las cercanías de algunos poblados generara mucho odio hacia ellos. Así les fue a algunos...

Llegó el momento en el que el esfuerzo principal de los españoles se concentró en dos líneas de acción: la interposición en la línea de confrontación en las zonas de Mostar y de Jablanica y el mantenimiento de una ruta segura de abastecimiento desde Métkovic hasta Sarajevo. Esta ruta de abastecimiento de ayuda humanitaria hacia el norte era la Ruta del Neretva, carretera que discurría lo largo del río Neretva a través de numerosos túneles, puentes y desfiladeros. La orografía del terreno por el que discurría la carretera M-17 resultaba de extrema fragilidad en aquella situación bélica en la que cualquier pequeño barreamiento de la carretera impediría totalmente el cumplimiento de la misión. 

Vista de la carretera M-17 a la altura del puente de Dréznica, donde cayó al río el VCZ

Por este motivo se ordenó que la Cía de Zapadores, escoltada por elementos del Escuadrón de Caballería, reconociese y habilitase una ruta alternativa a la M-17 tanto para el transporte de la ayuda humanitaria como para la propia movilidad de nuestras unidades que permitiera el enlace con nuestro destacamento avanzado en Jablanica. Con un exhaustivo planeamiento, la única posibilidad viable era utilizar unas pistas de montaña, a pesar de tener bastantes pendientes, curvas muy cerradas y alta posibilidad de minas enterradas, porque no era una ruta que descubríamos nosotros, sino que era usada por los bandos y discurría paralela a la línea de confrontación más o menos identificada con el trazo del río Neretva.

Por la Ruta Alternativa

Durante uno de estos reconocimientos fue cuando el 4 de mayo un VEC conducido por el Cbo 1º Minguela pisaba una mina contracarro que le causó graves heridas en glúteos y piernas, pues fue pisada con la rueda sobre la que va sentado el conductor. Es el motivo por el que desde ese momento se ordenó que los conductores de BMR y VEC se sentaran sobre el chaleco anti fragmentos para paliar los efectos de la explosión. Y esta es la causa de que de la tripulación del VCZ que cayó al Neretva el 19 de junio, sólo se salvara el conductor por no llevar chaleco y tener más agilidad para nadar.

Zapadores socorriendo al VEC que pisó una mina en la Ruta Alternativa

La dificultad de esta ruta en cuanto a las condiciones del terreno se incrementaba por la posibilidad de minas y por el frecuente hostigamiento con ametralladoras y fusilería desde zonas cercanas, lo que convertía a los conductores de los BMR en auténticos héroes conduciendo esos pesados vehículos en esas condiciones a través de una pequeña ventana que les proporcionaba tan poquísima visibilidad. Por eso me cabrea tanto cuando, al hablar de fallecidos y heridos en Bosnia, se interprete que los accidentes de "tráfico" no eran causa de la guerra. Claro, eso lo dice algún que otro pistolazo que jamás pisó Bosnia durante la guerra y que no tiene ni repajolera idea de lo que habla.

Y es que las cosas no eran fáciles porque, aunque la mayoría de los disparos que recibíamos o los bombardeos en nuestras proximidades sólo buscaban hostigarnos para que nos fuéramos de allí o tenernos entretenidos y así poder hacer lo que quisieran en otro lado, hubo ocasiones en las que aquellos hijos de perra (de cualquiera de los bandos) tiraban a matar. Tales son los casos del Tte. Muñoz Castellanos por granada de mortero en Móstar, del Tte Aguilar por disparo de un francotirador también en Móstar, del Caballero Legionario León Gómez por granada de mortero en Jablanica o del Capitán Álvarez por activar a distancia una mina mientras él intentaba su desactivación en la presa de Salakóvac. 

Capitán de Ingenieros Fernando Álvarez (TEDAX) días antes de fallecer.

Y no, los disparos de mortero no eran fortuitos. Creo que estos tipos adquirieron una habilidad con los morteros que no podemos pensar que se batieran zonas y algún penino perdido cayera en el destacamento de Jablanica o junto al BMR del Tte. Muñoz Castellanos. La precisión con la que hacían uso de sus morteros debería ser la envidia de cualquier unidad de morteros porque había veces en las que veías puentes que habían sido volados con sólo un par de granadas. No sé, no tengo mucha experiencia en morteros, pero nunca he visto tal puntería. 

No era un por si acaso, era necesidad tener que construir refugios taladrando subterráneamente el destacamento avanzado de Jablanica, instalado sobre un campo de fútbol.

Trabajos de fortificación de Jablanica

Así iban pasando los meses con situaciones similares y otras bastante más delicadas de las que prefiero no contar nada porque fueron situaciones en las que, debido a la falta de experiencia de la cadena de mando del Ejército Español de esa época, hubo que actuar por iniciativa propia a todos los niveles de mando dentro de las agrupaciones allí desplegadas, iniciativas que permitieron que en todos los casos se cumpliera la misión, en muchos casos se rozara la heroicidad y en la inmensa mayoría de los casos desde Madrid podrían haber arrestado al responsable si se hubieran enterado de cómo se tuvieron que resolver algunas situaciones realmente. 

Todas las situaciones eran nuevas, no se hablaba de ellas en ningún reglamento ni publicación doctrinal. Ninguno de los que allí estábamos teníamos preparación para acometer determinadas misiones con arreglo a procedimientos establecidos. Eso sí, la excelente preparación militar de cualquier militar con alguna responsabilidad en aquella operación aseguraba el éxito de la misión. Para alcanzar el éxito, sólo había que tener siempre en cuenta una mezcla de los tres principios básicos en la Doctrina de aquella época (voluntad de vencer, libertad de acción y capacidad de ejecución) junto a los valores morales más profundamente marcados en las mentalidades del soldado español (disciplina, valor, honor, abnegación, compañerismo, espíritu de unidad, sacrificio, etc). Por todo esto alucino ahora cuando veo a los ideólogos de nuestro Ejército que se creen que han descubierto el mando orientado a la misión.

Lo que está claro es que el Ejército Español hizo una magnífica labor en Bosnia, como lo demuestra lo que comenta cualquiera que actualmente hace turismo por la zona donde estuvimos desplegados los españoles y en la que en cuanto dices que eres español, todo son parabienes y signos de gratitud

A pesar de no pretender que me salieran unos relatos demasiado extensos y aburridos —no sé si lo he conseguido—, espero que estas tres entregas hayan servido para que los que no conocieron aquel infierno se hayan podido hacer una idea de cómo fue aquella olvidada y dura misión en la Guerra de Bosnia. Porque sí, fue una dura misión, como lo avalan los 24 caídos y 58 heridos españoles de los que 10 y 34, respectivamente, lo fueron durante los seis meses de la AGT Canarias.

Era la primera operación española de tanta envergadura que se llevaba a cabo. Las mentalidades en el Ejército Español eran muy distintas a las actuales y, por supuesto, de aquella mentalidad se aprendió mucho y permitió trabajar de otra manera en las operaciones que ha habido posteriormente en otras misiones peliagudas como fueron la de Irak o la de Afganistán. Aquella de Bosnia fue una guerra muy política en España, de la que el gobierno de turno supo sacar un buen rédito mediático-político y de la que el Ejército aprendió muchísimo, tanto en el aspecto táctico como, sobre todo, en el logístico. Los más veteranos hemos podido comprobar que con el tiempo las lecciones aprendidas de Bosnia han pasado a definir muchas tácticas, técnicas y procedimientos actuales. Cuando echamos la vista atrás nos damos cuenta de que las cosas no han cambiado tanto desde Bosnia, simplemente se hacen de forma más normalizada y reglada. La Operación A/B fue un punto de inflexión en la forma de hacer las cosas en el Ejército Español. Me parece justo y, sobre todo, necesario que las nuevas generaciones lo sepan.


                           

                                                Españoles caídos en Bosnia (con su ascenso honorífico a título póstumo)