14 enero 2024

LA ABNEGACIÓN

Hoy, por causas de fuerza mayor, El Furriel se retrasa en publicar sus pensamientos. Pido disculpas por ello a los pocos leales lectores que aprovechan para leerme mientras se toman el primer café mañanero de los domingos.

Ayer asistí en Almería, en la sede de la Brigada de La Legión, a los actos de conmemoración del combate de Edchera, en el que el Brigada Caballero Legionario Francisco Fadrique Castromonte  y el Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga dieron las últimas máximas muestras de valor del Ejército Español que les supuso ser condecorados con las dos últimas cruces laureadas de San Fernando concedidas en España.

Para quien no conozca bien aquellos hechos, le recomiendo que vea este corto, pero interesante, vídeo que resume aquel combate de Edchera acaecido allá por la tierra mora el 13 de enero de 1958. 


No cabe duda de que hablar de Edchera, de Fadrique, de Maderal y de toda la XIII Bandera de La Legión es hablar de valor. Tampoco cabe duda de que aquel día se derrocharon todos los valores que desde 2017 ha fijado oficialmente el Ejército de Tierra como virtudes morales que deben guiar el proceder del militar tanto en paz como en guerra. Estos valores son seis principales (valor, espíritu de sacrificio, disciplina, compañerismo, espíritu de servicio y honor) de los que se derivan otros cinco (ejemplaridad, amor a la patria, sentido del deber, lealtad y excelencia profesional). 

Durante la hora y media larga de coche volviendo a mi casa tras un magnífico día de camaradería legionaria, y dado que los sábados por la tarde en la radio sólo hay fúrbol que, como ya conté un día por aquí, no me gusta, estuve pensando en el ejemplo de aquellos bravos españoles que pelearon como valientes, algunos derramando hasta la última gota de su sangre, y que cumplieron con su deber como héroes con la más pura mística con la que Millán-Astray fundó La Legión treinta y ocho años antes.

Repasando los hechos e intentando ponerme mentalmente en el pellejo de aquellos valientes, salvando las distancias, llegué  a la conclusión de que hay un valor moral del que cada vez se habla menos y que, de hecho, no es uno de esos once valores que el Ejército marca como "oficiales", pero que para mí es uno de los más importantes y de los más necesarios. Se trata de la ABNEGACIÓN.

Desempolvo las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas de 2009 y veo que, a pesar de no considerarse actual y oficialmente un valor fundamental, en su artículo 83, hablando sobre la Preparación para el combate, dicen que "en todo tipo de operaciones, el militar estará preparado para afrontar con valor, abnegación y espíritu de servicio situaciones de combate, cualesquiera que sean las misiones de las Fuerzas Armadas en las que desempeñe sus cometidos y ejerza sus funciones". No voy a entrar a enjuiciar si los actuales valores institucionalmente oficiales son demasiado políticamente modernos, pero me choca que no figure entre ellos, salvo para ayudar a definir los espíritus de sacrificio y de servicio, y, sin embargo, las RR.OO de las FAs mencionen la abnegación como uno de los tres pilares morales imprescindibles para afrontar el combate. Misterios sin resolver...

¿Pero cómo podemos definir la abnegación? Pues recurro, una vez más, al Diccionario Militar de Almirante y veo que para él la abnegación es «absoluta y voluntaria renunciación que hace alguno de sus pasiones, de su voluntad y de sus gustos». De ella comenta que "no puede darse mejor definición de la primera virtud militar, después del valor". Es decir, para Almirante, que algo sabía de estas cosas, la abnegación es una virtud fundamental, solo por detrás del valor. Casi na...

Pues habrá que ver, entonces, cuándo empieza a perder valor la abnegación y tiro de RR.OO para las FAs de 1978, en las que me encuentro que en éstas se habla de abnegación en cuatro ocasiones, algunas de tan poco carácter combativo como la administración o la acción social: 

- En el artículo 25 al hablar de la Institución militar dice que "Para vivir la profesión militar se requiere una acendrada vocación, que se desarrollará con los hábitos de disciplina y abnegación hasta alcanzar el alto grado de entrega a la carrera de las armas que la propia vocación demanda".

- En su artículo 152 al hablar de El trabajo técnico se puede leer que "De su abnegación y espíritu de sacrificio dependerá en buena parte la eficacia de su unidad, buque o aeronave. Esta gran responsabilidad deberá servirle de estímulo continuo para no limitarse a hacer lo preciso de su obligación".

- En el artículo 160 al hablar de La administración y logística expresa que "Deberá actuar con abnegación y espíritu de servicio, no regateando esfuerzos para cumplir su cometido...". 

- Y en el artículo 197 cuando habla de la Acción social leemos que "Los militares serán premiados con las recompensas a que se hayan hecho acreedores por su valor, capacidad para el mando, actuación distinguida en el cumplimiento del deber, eficacia ejemplar, constancia e intachable conducta en el servicio, abnegación por la colectividad u otros actos meritorios".

Deduzco, tras todo esto, que la abnegación, como virtud moral militar, ha perdido relevancia, al menos oficialmente. Y no deduzco, sino que afirmo taxativamente, que lo que no se inculca, no se practica. 

Y si no se inculca y, por consiguiente, no se practica la abnegación como absoluta y voluntaria renunciación que hace alguno de sus pasiones, de su voluntad y de sus gustos, no nos extrañemos de que haya unidades en las que un número elevadísimo de militares se den repentinamente de baja médica ante unas largas maniobras en San Gregorio, de que cada vez menos militares estén dispuestos a perder días de asuntos propios si no los necesitan o de que el número de aspirantes a acceder por promoción interna a las academias de Suboficiales sea cada vez menor.