03 diciembre 2023

LA MÚSICA MILITAR (II). Marchas y canciones militares.

Tras la publicación de la semana pasada hablando un poco de música con el fin de reconocer la tan necesaria labor de nuestros músicos militares, me di cuenta de que es un tema que da para mucho más que para una sola parte; por ello me meto en el charco de escribir una segunda.

Y aquí tenemos que empezar a categorizar, porque la Música Militar debe estar constituida por marchas, toques de ordenanza y canciones. Supongo que todos tenemos claro cuáles son las marchas de desfile, cuáles los toques —aunque muchos no tienen ni repajolera idea de su significado— y cuáles las canciones, a pesar de que demasiadas veces se le llama a todo marchas militares. También es cierto que estas tres categorías no son estancas y hay canciones que también son marchas y toques que también son marchas o parte de ellas.

Una marcha es esa composición musical, con aire más o menos marcial dependiendo de la mentalidad del compositor, que se utiliza para desfilar. Una canción es la pieza que se canta, como ya dije en La Música Militar (I) el domingo pasado, para exteriorizar sentimientos de alegría por la victoria o de identificación de un ideal. Un toque es la transmisión de órdenes a través de instrumentos musicales con mayor o menor complejidad en su composición.

Como decía, estas tres categorías no son estancas, por lo que nos encontramos con canciones que sirven para desfilar, como la Canción del Legionario, o himnos que directamente son denominados como canción-marcha, como es el caso del Himno de Ingenieros. También hay casos en los que un toque de ordenanza se convierte en algún momento en marcha, como puede ser el caso del de Fajina una vez finalizado un desfile.

Lo de meterme en un charco que decía en el primer párrafo, lo digo porque creo que este del que voy a hablar hoy es un tema muy subjetivo en cuanto a gustos, aunque también hablaré de aspectos que creo totalmente objetivos, como los que son, por ejemplo, los relativos al correcto empleo y significado de los toques militares, principalmente en paradas y desfiles. Esta parte la dejaré para el domingo que viene que, por cierto, será el día de Nuestra Señora de Loreto, patrona de nuestros aviadores y... astronautas del Ejército del Aire... y del Espacio.

La parte subjetiva de este asunto es en la que cualquier aficionado a la Música Militar puede pegarse horas debatiendo sobre qué marcha militar le gusta más o qué canción le gusta menos. Yo que, como ya dije y según mi padre, aprendí a desfilar antes que a andar, soy un gran aficionado a oír y escuchar —que no es lo mismo— Música Militar. En mis largos, nocturnos y solitarios viajes en coche los domingos, cuando en la radio sólo hay fúrboh, hacia Zaragoza, Hoyo de Manzanares, Cerro Muriano o Viator, he sobrevivido al sueño y al cansancio gracias a horas y horas de marchas y canciones militares, de las que llevo casi un giga en el coche. 

Por eso tengo claro cuáles son para mí las mejores marchas y las más bonitas canciones militares. En el caso de las canciones la clasificación es la resultante de música y letra, de tal forma que la música tenga su carácter marcial y la letra sea, de verdad, la de una canción de guerra. No me cabe duda de que la más bonita canción, la que más me dice y la que más me llena es El Novio de la Muerte; la solemnidad de su música y el sentimiento de su letra son inigualables; pero me refiero al Novio de la Muerte de verdad, al cantado por las rotas voces de los legionarios y no por las dulces voces de coro que se oyen en ciertas desacertadas grabaciones. A partir de aquí ya sí me cabe duda de cuál es la siguiente en la lista, pues hay varias que, sin este orden necesariamente, me gustan mucho: Tercios HeroicosEl Zapador, el Himno de la Academia General Militar, el Himno de Caballería, el Himno de Intendencia, el Himno de la Armada (antiguo himno de la Escuela Naval Militar), Yo tenía un camarada o El Maestro (himno del desaparecido Regimiento de Infantería Jaén N.º 25). Es difícil hacer una lista completa y exacta pues, gracias a Dios, es extraordinaria la cantidad de canciones militares que tenemos en España.



Mención especial requiere el recitado de la Canción del Soldado que, aunque el resto de la canción no llegue a tanto, despierta en mí sentimientos muy similares a los que me produce el Novio de la Muerte:


¡SOLDADOS!

La Patria entera, 

para nosotros sagrada, 

palpita en esa Bandera

que nos entrega la Nación.

Traidor es quien la abandona

o la vuelve mancillada

y la Patria no perdona

el crimen de la traición.


Y, por supuesto, pocas cosas me hacen vibrar tanto como el Himno Nacional de España por lo que significa, no por su belleza musical ni por su marcialidad, ya que actualmente se ha convertido en algo rápido como de que acabe pronto. No hay ni una vez que lo oiga que no recuerde esa majestuosa y elegante versión anterior a 1997. Ahora se ve a las banderas entrar en formación corriendo para llegar a a su puesto mientras suena el escaso tiempo que dura; sin embargo, antes entraba la Bandera tan solemnemente que la tan larga interpretación del Himno no nos cansaba a los que manteníamos el pesado CETME C en Presenten. Lo siento, pero no me gusta el arreglo que hizo el, para mí, excesivamente elogiado y primer músico militar que llegó a general cuando el empleo máximo a alcanzar en ese cuerpo estaba fijado en teniente coronel. Pero esta es otra historia...

¿Y las marchas? Pues si canciones hay muchas, marchas ya ni te digo... Cuando oigo una marcha militar siempre, siempre, la imagino desfilándola. Soy militar, no músico, por lo que mi valoración de la calidad de una marcha está siempre definida por su capacidad de invitar a desfilar. Una buena marcha, además de que sea bonita, debe hacer que las piernas echen a andar solas y que el braceo salga solo. Y de éstas, no hay tantas. Al igual que me pasa con las canciones, no sé con exactitud cuál es la mejor marcha militar, pero me atrevería a decir que Los Voluntarios está a la cabeza. Muy seguidamente están otras marchas que invitan a mover las piernas: Heroína, San Marcial, Los Generales, Bandera y Patria, El Turuta, San Quintín, Desfilando —no confundir con Desfilar, que no vale nada—, Badajoz, Ganando Barlovento —muy bonita, pero que la Armada debe creer que no existe otra marcha pues casi siempre desfilan con ella— Mares y vientos, compuesta por el abuelo de mi buen amigo Chani, Proa a la mar o Pilotos en vuelo.




Además de todas estas, en España hay muchísimas marchas que, unas por ser muy antiguas cuando los ritmos de desfilen eran más lentos y otras por la poquísima calidad militar aunque tengan una gran calidad musical, no son de las que te ensalzan el espíritu y te hacen desfilar por el pasillo de tu casa.