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Hablar pocas veces de la profesión militar es una de las pruebas de gran desidia e ineptitud para la carrera de las armas. (Del art. 14 de las RR.OO de las FAs)

29 octubre 2023

LA LECHE DE PANTERA

Cuenta la leyenda que la Leche de Pantera fue un invento del barman madrileño Perico Chicote, al que Millán-Astray encargó una bebida para calmar el insaciable apetito de sus soldados con la consigna de que "fuera barata y se pudiera preparar rápidamente en zonas complicadas". También cuenta la leyenda que Chicote ideó una bebida pensando en la leyenda de que los legionarios heridos se aprovechaban del alcohol etílico de los botiquines y hospitales de campaña para mezclarlos con la leche.

El verdadero origen de la leche de pantera no es éste que tantas veces ha sido contado y que ya, erróneamente, se ha convertido en la versión oficial, aunque sí tiene relación Chicote con esta bebida.



Cuando en 1996 llegué destinado por primera vez a La Legión y vivía en la Residencia de Oficiales, tuve la inmensa suerte de conocer al Teniente Gabriel (q.e.p.d.), con el que cenaba muy a menudo y del que aprendí muchísimo sobre La Legión y su historia. El Tte. Gabriel era un viejo oficial de la Escala Legionaria ya retirado (de alrededor de 76 años), que llevaba el Archivo de La Legión como venía haciendo desde que, aún en activo, estaba destinado en la Subinspección de La Legión en Leganés. A pesar de tener su numerosa familia en Madrid, el Tte. Gabriel se trasladó a Málaga con la Subinspección de La Legión. Allí continuó dedicándose a la historia de La Legión hasta su pase a la reserva y a retirado, situación durante la cual el entonces ya MALEG (Mando de La Legión) se trasladó a Viator para organizarse como Cuartel General de la Brigada de La Legión y a donde también se trasladó nuestro veterano legionario.

El Tte. Gabriel se alistó voluntario a La Legión en el verano de 1936, cuando contaba con 16 años, y en La Legión permaneció ininterrumpidamente hasta que su ya delicada salud le impedía viajar todos los fines de semana entre Almería y Madrid.

Pues bien, en el transcurso de una de aquellas cenas en la Base Álvarez de Sotomayor de Viator, el Tte. Gabriel nos contó el origen de la leche de pantera, versión que siempre he tenido por verdadera porque, además de venir de la fuente que venía, tenía mucha lógica que así hubiera nacido tan legionario brebaje.

Contaba el bueno de Gabriel que, en la época de blocaos y posiciones aisladas en el Rif, el agua era verdaderamente valiosa por su carencia —tan es así que hubo bastantes laureados que lo fueron por acciones de guerra conduciendo y defendiendo convoyes de aguadas—. La poca agua que había en las posiciones se reservaba para curar a los heridos y lavar los útiles sanitarios y la comida era, principalmente, a base de conservas. Entre estas conservas se encontraba, como es natural, la leche condensada. La leche condensada necesitaba agua para disolverla, pero ante la poca disponibilidad de ésta y, teniendo en cuenta que en aquella época era raro que los soldados no tuvieran sus raciones de coñac, ron o ginebra, los legionarios comenzaron a disolver la leche condensada con cualquier licor a mano. Así nació una bebida que, aún sin nombre, llegó a considerarse típica de los legionarios españoles.

Sí es cierto que el nombre de Leche de Pantera naciera entre el Fundador y Pedro Chicote, pero no la invención de la bebida por parte de éste, como cuentan las populares leyendas. Teniendo en cuenta que Chicote había servido como soldado en el Rif a principios de los años 20, es lógico que conociera la existencia de esta bebida legionaria, de la que Millán-Astray le pidió al célebre barman que la sirviera durante la celebración de la boda de su amiga común la artista Celia Gámez, de la que el General era padrino. Chicote la preparó con ginebra y le agregó hielo picado —era julio de 1944— para suavizarla y refrescarla. Ante la pregunta de los presentes sobre el nombre de tan riquísimo cóctel, fue Millán-Astray quien le puso nombre dedicado a su ahijada Celia cuyos ojos felinos y su vestido negro indujeron al General a llamarle pantera. A pesar de ser originalmente leche condensada con cualquier licor a mano, esta versión con ginebra fue la que ha perdurado hasta nuestros días.

Así nació la bebida y así nació, bastantes años después, el nombre de Leche de Pantera




 


22 octubre 2023

ORGULLO DE EJÉRCITO.

Ni nosotros somos tan buenos como nos creemos ni los demás son tan malos como nos creemos. Esta frase la he dicho muchas veces y creo que es importante tener en cuenta la idea que transmite.

Los que estudiamos las Reales Ordenanzas para las FAs de 1978 recordamos, sin duda, aquel artículo que decía: "Todo militar se sentirá orgulloso de la unidad en que sirve. Se esforzará en que ésta alcance los más altos niveles de preparación y por ello merezca ser designada para las más importantes y arriesgadas misiones". También las actualmente en vigor de 2009 hablan de forma similar en cuanto al sentimiento de orgullo de pertenencia a una unidad, aunque de una forma más funcional, al menos para mí: "El militar velará por el prestigio de las Fuerzas Armadas y por el suyo propio en cuanto miembro de ellas. Se esforzará en que con su aportación personal su unidad, de la que se sentirá orgulloso, mantenga los mayores niveles de preparación, eficacia, eficiencia y cohesión, con objeto de que merezca ser designada para las más importantes y arriesgadas misiones". 

Sin entrar muy a fondo en la diferencia de estilo de redacción entre ambas reales ordenanzas, ya que ambas dicen prácticamente lo mismo, y teniendo en cuenta que las ordenanzas son órdenes al fin y al cabo, debemos recordar que las órdenes deben ser legítimas, lógicas, oportunas, claras, precisas y concisas, por lo que creo que me parece mucho más clara, precisa y concisa la redacción de 1978.

Pero bueno, intentaré no irme por las ramas y sí centrarme en el propósito de este escrito de hoy. Dejando de lado la forma y hablando del fondo, las Reales Ordenanzas dejan claro que el militar se sentirá orgulloso de la unidad en la que sirve. Este sentimiento es una virtud y una adecuada conducta moral del militar, pero tiene su miga porque se trata de sentirse orgulloso de la propia unidad sin menoscabo de las demás. No podemos quedar los primeros en una carrera poniendo zancadillas a los demás corredores; para ser el mejor soldado de la Patria, debemos serlo por nuestras virtudes, nuestros esfuerzos y los resultados del buen empleo de nuestras capacidades. Es decir, no podemos creernos los mejores en base a devaluar el prestigio de los demás. Y es que ya saben, aunque muchos no lo crean: ni somos tan buenos como nos creemos ni los demás son tan malos como nos creemos. 

Formamos parte de una gran ejército, el Ejército Español, que ha demostrado mucho valor, ha derramado mucha sangre y ha alcanzado, con honor, mucha gloria a lo largo de los siglos. Y lo ha hecho con todas y cada una de sus unidades, las presentes herederas de tantas otras y las pasadas que con el tiempo fueron desapareciendo, pero todas han trabajado con la mayor abnegación y el mayor sacrificio por la grandeza de España y de sus ejércitos. Nadie puede erigirse en evaluador del nivel de excelencia de las unidades; más que nada porque si estableciéramos una tabla con todas las variables precisas para determinar las cualidades necesarias para ser una buena unidad, muchos se llevarían una sorpresa, posiblemente.

Lo peor de este asunto se da cuando se habla de unidades que no se conocen. Por ejemplo, el tan conocido pique entre legionarios y paracaidistas es en la mayoría de los casos fruto del desconocimiento del otro. Los que hemos tenido la grandísima fortuna de servir en ambas unidades, sabemos y conocemos las bondades y los defectos de unos y de otros, porque de todo hay en la viña del Señor; ni unos son tan buenos ni los otros tan malos. Otro ejemplo me viene a la memoria y es de cuando, por ascenso, pedí destino a una unidad de la que muchos rajaban sin conocerla. Yo tampoco la conocía, pero no podía (ni quería) creerme que en nuestro Ejército existiera algo tan desastroso como me lo pintaban compañeros que jamás habían estado ni trabajado con esa unidad y realmente, tras conocerla, me di cuenta de que yo había acertado: es una magnífica unidad compuesta por militares como todos los demás, amantes de España y de la Milicia, implicados en el servicio y cumplidores de su deber dispuestos a darlo todo por la Patria. Me siento orgulloso de haber servido en dicha unidad.

Dicen que viajar te da cultura y siempre he pensado que cambiar de destino te da cultura militar. De todo hay en nuestro Ejército: los que han viajado mucho y han conocido distintas unidades y los que no han salido de casa y no conocen más allá de su calle. Cada uno tendrá sus motivos o habrá vivido de la forma que sus circunstancias le hayan ido marcando a lo largo de su carrera, pero generalmente son los que menos han viajado los que más ensalzan su unidad comparándola, siempre al alza, con otras unidades que no conocen.

Sin entrar a valorar el glorioso historial de tantas unidades en las diversas acciones en el cumplimiento de su deber a lo largo de la historia de España, debemos pensar que en la actualidad existen muchas unidades que han tenido caídos, heridos y cruces rojas en operaciones recientes. ¿Alguien de verdad puede tener respaldo moral para dudar del prestigio de esas unidades?

Ya dijo algo similar a todo esto Millán-Astray cuando escribió el Credo Legionario dejando claro que todos los hombres legionarios son bravos, que cada nación tiene fama de bravura y que es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente. DEMOSTRAR, esta es la cuestión, porque todas las unidades españolas son bravas...

Igual que nos sentimos orgullosos de nuestro pueblo, pero, sobre todo, nos sentimos orgullosos de España, sintámonos orgullosos de nuestra unidad, pero, sobre todo, sintámonos orgullosos de nuestro ejército.

No olvidemos que España siempre alcanzó sus glorias con el esfuerzo común de todos sus soldados. 



15 octubre 2023

EL DESFILE DE LA FIESTA NACIONAL

Pues ya hemos disfrutado del desfile del Día de la Fiesta Nacional (DFN) un año más. Bueno, ¿realmente lo hemos disfrutado? Cada uno tendrá su opinión, pero lo que es absolutamente cierto es que ha sido un año de cambios, más de los que a primera vista pueden parecer.

Sin entrar en la tan famosísima y repetitiva noticia de que una cabo de la PAPEA ha saltado con la Bandera Nacional –un reconocimiento a la BRIPAC que durante varios años fueron los únicos que saltaban en la Castellana–, tengo tantas ideas en la cabeza que no sé por cuál de ellas empezar, de modo que iré escribiendo según vaya recordando mi resumen mental de este desfile.

Como el día 12 por la mañana estaba disfrutando de la celebración de la Virgen del Pilar, Patrona de nuestra querida Guardia Civil, no pude ver el desfile en directo y lo vi tranquilamente por la tarde a través de YouTube, lo que me dio la facilidad de verlo atrás y adelante tantas veces como me demandaba la curiosidad por confirmar los detalles que estaba viendo.

En cuanto a la ubicación de este año, al igual que otros años en que también se desfiló en esa zona, no me gusta, pero se ve que son razones de índole política las que motivaron el cambio, por eso no voy a comentar nada a este respecto. 

También hay que reconocer que el itinerario de este año ha vuelto a que la tribuna esté al lado derecho del desfile; punto positivo porque está demostrado que el vista a la derecha, además de ser el más generalizado, tiene más ventajas que inconvenientes: más costumbre de desfilar sobre el hombro que sobre el hombro derecho y, por consiguiente, más costumbre de bracear con el brazo derecho y menos posibilidad de golpearse con el brazo en la vaina del machete, saludo sin sable más natural girando la cara a la derecha que a la izquierda, costumbre de alineación natural de las filas por la derecha, no necesidad de que los alumnos cambien el lado en el que llevar las cadeteras, no necesidad de cambiar la posición habitual del acompañante del guion (las unidades que llevan acompañante), etc.

Pero vayamos al grano...

Cada vez estoy más convencido de lo que escribí en El Orden Cerrado en cuanto a la poca importancia que le dan muchos con la justificación de que quita tiempo para la instrucción táctica. No quiero reiterarme en lo escrito en ese artículo, pero esa tan manida respuesta de que el Ejército no está para desfilar lo dicen muchos que luego están deseando desfilar en Madrid el DFN y, sobre todo, salir en la televisión, como Alaska y los Pegamoides con su bote de Colón... 

Hace ya bastantes años de la última vez que desfilé en la Castellana, por lo que no sé cuántos ensayos se harán ahora ni cuántas vueltas se darán a aquella grandísima explanada en la Base Aérea de Getafe –sí, ya sé que ya no se ensaya allí–, pero da igual, no se trata de la cantidad, se trata de la calidad de los ensayos: ¿se tiene claro lo que se quiere? ¿se tiene claro cómo conseguirlo? ¿se corrige eficazmente lo que se quiere evitar? Joé, digo yo que si vas a salir en la tele tendrás que salir perfecto ¿no?


Hay aspectos del desfile que son comunes a las nuevas tendencias en la forma de desfilar y no se vieron el DFN por primera vez: alineaciones, braceos, distancias entre sargentos y tenientes, forma de llevar el fusil, forma de poner la hoja del sable en el vista a la derecha, paso demasiado largo (y la última fila siempre corriendo) o paso demasiado corto (y el consiguiente braceo forzado), ambos pasos consecuencia de la obsesión por mantener a toda costa la distancia con la unidad que nos precede olvidándose, en el caso del paso demasiado largo, de que en las últimas filas (con cariño antes llamada la calderilla) van los que tienen las piernas más cortas. 

Hay otros aspectos, sin embargo, que se vieron ayer sin ser lo habitual. Por ejemplo, si los gastadores  –creo que ya comenté alguna vez que yo fui jefe de la escuadra de gastadores en la Academia– queremos ir más chulos que un ocho y queremos levantar el brazo hasta la vertical, no podemos hacerlo en detrimento de que, al bajar, pase atrás. Es decir, el recorrido del brazo debe ser desde atrás hasta arriba, cueste el esfuerzo que cueste, pero no puede ser desde delante de nuestro cuerpo hasta arriba porque como queremos subirlo tanto no podemos echarlo atrás después; es un quiero y no puedo.

Sé que tampoco es cuestión de relatar aquí y ahora todas y cada una de las cosas que vi demasiado raras, pero es muy fuerte que haya profesionales de la Milicia que a estas alturas de la Mili pasen por la tribuna con el paso cambiado o que en el segundo tiempo del saludo con sable pongan la mano derecha tan adelantada que parece que van a entrar a matar aunque no lleven capote –igual hay que hacer más Orden Cerrado, no sé–. 

Una cosa que nunca he entendido, ni este año ni los anteriores, es por qué en el desfile del DFN, al igual que en muchas ocasiones en el del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS) se amplían los intervalos y las distancias y se desfila con las hileras y las filas más separadas de lo normal (y de lo reglamentado), pero la Armada sigue manteniendo sus distancias e intervalos, ahí todos bien juntitos. Si se aumentan para llenar la calle, que suele ser una avenida ancha, ¿por qué no se amplía a todos? No lo entiendo.

Podríamos seguir hablando de Orden Cerrado, pero tampoco es plan. Podríamos también hablar de la malísima retransmisión televisiva, pero no es una novedad ya que es a lo que tristemente nos tiene habituados nuestra TVE. Podríamos comentar también la falta de respeto de políticos y autoridades civiles moviéndose por las gradas y hablando mientras suena el Himno Nacional al incorporarse la Bandera a formación, pero es también un clásico. Pero lo que sí comentaré, por raro que me pareció, es que nuestra flamante Dama Cadete Borbón (Ortiz) luciera boina de color grancé con el uniforme de gala. Creía yo que de gala se llevaba gorra de plato, y casquete las mujeres, cuando se está fuera de formación y que la boina, de gala, era sólo en el interior de la AGM. Se ve que estaba yo equivocado y se ve que ha cambiado esa parte de la Orden Ministerial que regula la uniformidad en las FAs porque no creo que a esos niveles haya sido un así mola más... En cualquier caso, me alegro porque nuestra Princesa tiene buen porte militar que se habría devaluado si hubiera llevado esa tan poco marcial prenda de cabeza femenina llamada casquete.

Y fuerzo llegar al final para evitar una extensión demasiado larga de este artículo con un recuerdo a los esquiadores-escaladores y a los paracaidistas que este año no han desfilado por primera vez en sus respectivas historias. Creo que hay unidades que, aunque sólo sea por la vistosidad de su uniforme y la de su equipo, no pueden faltar nunca en un desfile de estas características y son los Regulares, La Legión, las Tropas de Montaña y los Paracaidistas. Aunque sea la Fiesta Nacional, la fiesta de todos los españoles civiles y militares, no deberíamos olvidar que es un desfile MILITAR...




08 octubre 2023

Aquí siempre se hiciera así, mi Capitán.

Tuve un teniente coronel en La Legión que me contaba que, cuando llegó destinado de capitán a Pontevedra y  empezó a conocer todo lo posible de su nueva unidad, se encontró con cosas de las que no entendía su porqué y ante su pregunta obtenía, en la mayoría de los casos, la misma respuesta con un profundo acento gallego: "aquí siempre se hiciera así, mi Capitán". 

Durante los tres años en los que fue mi jefe en Almería hablábamos mucho –yo era el jefe de su plana mayor– y usábamos esta frase entre nosotros muy frecuentemente, con acento gallego incluido,  cuando llegábamos a la conclusión de que la única justificación de que algo se hacía de determinada forma era porque siempre se había hecho así.

Esta anécdota, lejos de ser representativa de los zapadores gallegos o de los zapadores almerienses, es una muestra de un vicio generalizado a todo lo largo y ancho del Ejército de Tierra y me temo que también de los otros dos ejércitos.

Hay quien, ignorando la evolución de normas, tácticas, técnicas y procedimientos, piensa que su unidad (desde la escuadra para arriba) está exenta de amoldarse a cualquier cambio que se haya ordenado en su ámbito. No sé si esta mala costumbre se debe a creer que su unidad no necesita esa evolución porque ¿qué sabrá de esto un tío en un despacho en Madrid? o se debe a que, directamente, no tiene ni la más repajolera idea de que algo ha cambiado, porque, por increíble que parezca, hay quien no ha leído un reglamento desde que llevaba cadeteras.

Pero lo peor llega cuando quien te dice que "aquí siempre lo hemos hecho así" es alguien que no había ingresado aún en el Ejército cuando entró en vigor el cambio en cuestión. 

Por ejemplo, antiguamente, pero muy antiguamente, se flexionaba la pierna izquierda en la voz preventiva de paso ligero, pero esto cambió en la edición de 1996 del Reglamento de Orden Cerrado y desde entonces debe flexionarse la derecha. ¡1996! Hay oficiales y suboficiales que ni habían nacido en 1996 y flexionan la pierna izquierda porque dicen que "en esta unidad se hace de siempre así". Nos ha jodío, pues claro que se hace de siempre así; desde antes de 1996, pero no se debe hacer así. Se debe flexionar la rodilla derecha porque un tío en un despacho en Madrid demostró que, al igual que en la salida de una carrera flexionamos y apoyamos el peso sobre la pierna contraria a la que vamos a dar el primer paso, en la salida a paso ligero el primer paso es con el pie izquierdo, por lo que hay que flexionar y echar el peso sobre la pierna derecha. 



Igual pasa, por ejemplo, con a cubrirse. Algunos dinosaurios de mi época estarán ahora mismo preguntándose si de verdad hay quien aún manda a cubrirse o es que me lo estoy inventando para tener algo de lo que escribir este domingo en El Furriel. Pues sí, señores dinosaurios, hay actualmente jóvenes cuadros de mando –algunos sí habían nacido en 1996, pero aún no habían hecho la Primera Comunión– que mandan a cubrirse. ¿Por qué? Pues porque han aprendido de otros que lo aprendieron de otros y éstos de otros, y así sucesivamente, que decían que "aquí siempre se ha mandado a cubrirse".

El problema de todo esto es que, en muchos casos, el desconocimiento del porqué de las cosas y la ignorancia sobre lo que manejamos diariamente convierten al ejercicio del mando en algo carente totalmente de excelencia. Cuando se cambió a cubrirse por alinearse (también en 1996) no fue porque, como ya había mujeres en el Ejército, decir a cubrirse podía tomarse por la 5ª acepción de la RAE de la palabra cubrir: "aparearse con la hembra", como muchos se creen muy erróneamente. El cambio se debió a que el término alinearse es bastante más correcto y la orden no coincide con la de cubrirse referente a colocarse la prenda de cabeza. Cubrirse es la alineación únicamente de las hileras, no de las filas, por eso se cambió a un término más adecuado, que es la orden de alinear tanto hileras como filas.  

Y para que os terminéis de quedar de piedra, señores dinosaurios, aún hay quien da novedades diciendo "cubierta y alineada la compañía". Así, como os lo cuento. De verdad. 

A ver, supongamos que el mando en cuestión quiere ir de antiguo –aunque decir eso es de anciano, más que de antiguo–, y le gusta lo de cubierta y alineada, pues entonces la orden debe ser a cubrirse y a alinearse, porque ya hemos dicho que son cosas distintas. Si manda solo a cubrirse y da novedades de que está la unidad cubierta y alineada, está dando novedades falsas, porque en ningún momento ha ordenado que se alineen las filas, sólo ha ordenado que se alineen las hileras. En fin, que todo esto es lo que originó el cambió de la orden y nada tuvo que ver con el apareamiento del macho con la hembra.

Pero vamos, que esto son solo un par de ejemplos de las cosas que "aquí siempre se hicieran así, mi Capitán", porque casos hay muchos todos los días y no sólo en Orden Cerrado. Pasa con seguir llamando como hace años Comandante de la Guardia al Jefe de la Guardia de Seguridad, Sargento de Cuartel al Suboficial de Cuartel o entrando en descanso cuando se llega a un sitio a paso de maniobra (ahora hay que quedarse en firmes) o... cosas más graves.


En definitiva, que hay que hacer más caso a lo que está escrito que a lo que te cuentan, sobre todo cuando del cumplimiento de órdenes y normas se trata, porque se cuentan muchas milongas. 

01 octubre 2023

VOCABULARIO MILITAR (y II)

Continuando con este asunto del uso incorrecto del vocabulario específico militar, no tenía claro si iba a ser este el VOCABULARIO MILITAR (II) o debería ser directamente el (y II) ya que, aunque este asunto dé para escribir varios días, podría correr el riesgo de convertir este blog en un monográfico, lo que conduciría, irremediablemente, al aburrimiento de mis queridos lectores. Finalmente he decidido escribir la segunda y última parte de estos pensamientos sobre nuestro vocabulario, sabiendo que me dejo en el tintero muchas palabras y expresiones de las que se confunde su significado o nombre.

El hecho de poner algunos ejemplos tiene por finalidad alertar a algunos de los lectores sobre lo que se dice de forma errónea, a sabiendas de que algunos de ustedes usan a veces palabras de las que aquí se está tratando. Y digo esto porque cuando el uso inadecuado de nuestro vocabulario trasciende más allá del lenguaje coloquial y se usa de forma oficial en informes, oficios, normas, órdenes y demás tipos de escritos militares, se corre el riesgo de que su correcta escritura o su verdadero significado se pierdan para siempre. El Furriel no pretende aquí sentar cátedra, sino simplemente refrescar la memoria del porqué de las cosas. De hecho, no estoy muy convencido de que estos dos capítulos sobre lo que El Furriel piensa de todo esto vayan a servir para poco más que entretenerles un rato la tediosa tarde del domingo. 

En fin, ya que estamos, sigamos hablando de Milicia... pero hablemos bien.

Y bien, lo que se dice bien, no es lo que ocurre en la inmensa mayoría de los casos cuando se habla del JEME y del JEM de una GU. Es demasiado generalizado que se diga Jefe DEL Estado Mayor al JEME y Jefe DE Estado Mayor a los JEM,s. de las brigadas, divisiones, etc. Sin embargo es al revés; el JEME es el Jefe DE Estado Mayor del Ejército y el JEM de una Gran Unidad es Jefe DEL Estado Mayor del Cuartel General de esa Gran Unidad. Llamar a algo de forma distinta tiene su aquél, pero riza el rizo que se cambien las nomenclaturas una por otra, como en este caso. El JEME es el Jefe de EM del Ejército, pero no es el Jefe del EM del Ejército (Jefe del EME), pues este cargo recae en el Segundo JEME (SEJEME), que en este caso, al sí ser jefe de un estado mayor, sí es Segundo Jefe DEL Estado Mayor. Lo deja bien claro tanto la Ley 39/2007, de la Carrera Militar, en su artículo 12 como el RD 872/2014 de la organización básica de las FAs en su artículo 3. 


Y ya que estamos hablando de los estados mayores, también podemos tocar un punto que pasa inadvertido muchas veces, pero que también tiene su error. Es el caso del los DEM. De unos años a esta parte se ha cogido la costumbre de decir siempre Diplomado DE Estado Mayor, cuando lo corriente hace años era Diplomado EN Estado Mayor. ¿Por qué esta cambio? Pues yo no le encuentro ninguna explicación ya que el diplomado lo es EN algo, no DE algo (nadie dice diplomado De Montaña), así como un licenciado también lo es EN algo (nadie dice licenciado DE derecho) o como un doctor lo es EN algo (nadie dice doctor DE medicina). Con estas cuestiones me pregunto a veces si es que hay a quien le aburra la monotonía de nuestra lengua y por ello la cambia a su antojo...

También podemos hablar de la BANDERA DE COMBATE. Cuando en una parada militar del Ejército de Tierra se expresa Bandera de Combate al referirse a la Bandera de un regimiento o tercio, tanto en sus documentos de organización y preparación como en las palabras del relator, se está incurriendo en un grave error, ya que desvirtúa el significado de una BANDERA DE COMBATE, además de incumplir las denominaciones oficiales que están reglamentadas. Las banderas de combate única y exclusivamente están en los buques de guerra. Ni siquiera una unidad de Infantería de Marina o la mismísima Escuela Naval Militar tienen concedida Bandera de Combate; toda unidad que no sea un buque de guerra lo que tiene es Bandera, a secas. 

La Directiva nº 3/1982 del Ministro de Defensa determina la Bandera de Combate para los buques de la Armada, que se izará en el pico el día de la entrega. Su uso posterior se limitará a ser únicamente izada en caso de combate frente al enemigo. Deberá exhibirse en una vitrina a bordo, en el lugar de mayor dignidad del buque. Y es que a veces el esnobismo se contagia también en las filas de las FAs pretendiendo dar un nombre más rimbombante a algo ¿Es que acaso las cosas excelentes necesitan de rimbombancia en su denominación? No, las cosas magníficas, por su natural excelencia, no necesitan de renombres. ¿Hay algo más bonito que un regimiento o tercio saque a desfilar a LA BANDERA, a la única que tienen? ¿Es que acaso apellidándola de combate se insinúa que las demás banderas no lo son o no lo eran? Porque es que, además, es mentira que sea su bandera de combate porque esos regimientos o tercios actuales no van a ir al combate con su enseña ya en el siglo XXI. Sin embargo los buques de guerra sí combatirán con su Bandera de Combate izada, por muy metido ya que esté el siglo XXI.

Luego, tenemos palabras que se dicen mal, pero ya no desde un punto de vista etimológico, sino simplemente ortográfico, como pasa con decir convoys en vez de convoyes, bunkers en vez de búnkeres o fagina en vez de fajina. 

También ocurre algo digno de mención cuando al nombrar a la BRILEG se dice Brigada Rey Alfonso XIII SEGUNDA de La Legión. A ver, si no es, por ejemplo Brigada Guadarrama DECIMOSEGUNDA, ni Brigada Galicia SÉPTIMA, tampoco la BRILEG será SEGUNDA. El II no es un ordinal; su nombre es Brigada Rey Alfonso XIII, DOS de La Legión. Igual ocurre al hablar de sus unidades subordinadas GCLAC II, GACALEG II, BZAPLEG II y GLLEG II.  No debemos confundir esto con la nomenclatura de las unidades legionarias y paracaidistas que sí son números ordinales, como Tercio Don Juan de Austria, TERCERO de La Legión o Bandera Roger de Flor, PRIMERA de Paracaidistas. 

En definitiva, y para zanjar estos pensamientos en torno al vocabulario específico militar, podríamos estar días y días escribiendo sobre este asunto, ya que hay infinidad de términos escritos incorrectamente o desvirtuados en su concepto, pero solamente se trataba de dar unas pinceladas con las que remover la curiosidad del lector sobre la correcta forma de usar las palabras en nuestro cotidiano vocabulario militar.