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Hablar pocas veces de la profesión militar es una de las pruebas de gran desidia e ineptitud para la carrera de las armas. (Del art. 14 de las RR.OO de las FAs)

14 julio 2024

A LOS NUEVOS OFICIALES Y SUBOFICIALES

 En estos días se están celebrando las entregas de Reales Despachos a los nuevos oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas. Tras cinco y tres cursos, respectivamente, varios centenares de jóvenes han alcanzado, por fin, sus anheladas estrellas de teniente y galones de sargento. Cronológicamente es el tercer día significativo en la vida del militar en cuanto a su época académica, tras la noticia del ingreso en la academia y la posterior jura de Bandera. 

El viernes asistí invitado a la entrega de despachos en la Academia General del Aire. Mientras los nuevos tenientes iban pasando a recoger sus Reales Despachos yo pensaba en el fondo del significado de este acto y me hacía la pregunta de si realmente la estancia en la academia les había aportado los conocimientos necesarios para desarrollar con éxito la profesión militar. No cabe duda de que la respuesta es que no, y no porque el actual sistema de enseñanza sea malo, que lo es, sino porque de siempre, tanto en la vida militar como en la civil, cuando de verdad se aprende es cuando se empiezan a poner en práctica las ligeras nociones teóricas sobre la profesión recibidas en la academia o en la universidad (en la academia Y en la universidad para los oficiales del actual sistema).

No voy a hablar hoy de las demostradas carencias militares del actual sistema de enseñanza, pero sí me voy a atrever a dar unos consejos a los jóvenes tenientes y sargentos a los que les pueda llegar este blog, que nació, entre otras cosas, para enseñar a las nuevas generaciones el porqué de tantas cosas en la Milicia.

No considero que sea el más idóneo para dar consejos, pero lo que está claro es que no todos los que pueden dar buenos consejos escriben blogs de pensamiento militar. 


Tuve la gran fortuna de ser hijo de una buena persona y buen militar, tal como me han dicho tantas veces muchos de los que estuvieron a sus órdenes en las distintas unidades en las que estuvo, y la gran parte de lo que soy se lo debo a él porque a mí me gustaba preguntarle y a él le gustaba contarme. Desde niño nuestras conversaciones sobre Milicia eran interminables. 


Y en cuanto a lo que me enseñó para el ejercicio de mi profesión todo lo resumía en "ten siempre presente el artículo del Cabo". Para él el ejercicio del Mando consistía simplemente en aplicar el artículo del Cabo en todos los órdenes de la vida militar. Y se ve que no iba desencaminado porque lo que en las Reales Ordenanzas de Carlos III hasta las RR.OO para las FAs de 1978 era el artículo del Cabo, pasó a convertirse en las nuevas RR.OO de 2009, con ligeras variaciones más políticamente correctas, en la definición del ejercicio del mando:

Artículo 5 de las RR.OO de Carlos III de 1768:

El cabo, como jefe más inmediato del soldado, se hará querer y respetar de él; no le disimulará jamás las faltas de subordinación. Infundirá en los de su escuadra amor al oficio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones. Será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera y será medido en sus palabras aun cuando reprenda.

Artículo 65 de las RR.OO de 1978:

El cabo, como jefe más inmediato del soldado o marinero, se hará querer y respetar de él; no le disimulará jamás las faltas de subordinación; le infundirá amor al servicio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda y será comedido en su actitud y palabras aun cuando sancione o reprenda.

Artículo 53 de las RR.OO para las FAs de 2009:

El militar que ejerza mando se hará querer y respetar por sus subordinados; no les disimulará jamás las faltas de subordinación; les infundirá amor al servicio y exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda y comedido en su actitud y palabras aun cuando amoneste o sancione.

En resumen, algo tan simple como el artículo del Cabo que servía de guía a los oficiales y suboficiales durante tanto tiempo, se convirtió oficialmente en la definición del ejercicio del mando. Ni grandes tesis sobre liderazgo ni profundos y sesudos estudios de grandes estrategas; para el militar español el ejercicio del mando siempre fue cumplir el artículo del Cabo.

Este es, para mí, el más principal consejo: aplica día a día el artículo del Cabo. Luego ya dedicarás el tiempo necesario al resto de artículos de las RR.OO, a la organización, la táctica, la logística, los procedimientos, los idiomas, la geopolítica y estrategia, etc, pero siempre, siempre, actúa haciéndote querer y respetar por tus subordinados, etc, etc, etc.


Pero debes tener en cuenta que lo que es simple en cuanto a su redacción no es fácil en su cumplimiento. Siempre se habla del arte de la guerra porque no es una ciencia y es, sobre todo, un arte en el que conjugar muchos conocimientos, habilidades, aptitudes, actitudes, valores, etc. Creo que debería hablarse también del arte del mando porque no es fácil ser firme en el mando mientras se es respetado por los subordinados. 

La disciplina es un valor ejercido y exigido en múltiples ámbitos de la vida, ya sea en el terreno empresarial, artístico, deportivo, científico, estudiantil, etc.  Pero en el Ejército la disciplina reviste su verdadero valor cuando va acompañada de vocación, honor, valor, sacrificio, compañerismo, espíritu de unidad y, sobre todo, amor a la Patria. No olvides que lo que nos hace diferentes es ese conjunto de valores por los que la disciplina por sí sola no es identificativa nuestra, al igual que el resto tampoco lo son por sí solos. 

La disciplina hay que asumirla y hacerla propia, acatando las órdenes con la confianza de que quien las da, sabe darlas. No busques explicación a las órdenes. Cuando no las entiendas, cúmplelas; nunca sabes qué razones llevan al jefe a darlas. Cuando des órdenes querrás que se cumplan sin necesidad de dar explicaciones. Por eso es disciplina.

Quiero hacer hincapié en la vocación. La vocación, contrariamente a lo que se afirma generalmente, no es innata. La vocación se adquiere, se aumenta y se mejora. Existe una pequeña vocación cuando uno decide elegir la carrera de las armas, pero esa vocación es muy superflua y sólo guiada por un aspecto muy simple a causa del desconocimiento de lo que es verdaderamente la vida militar. La vocación tiene que ser trabajada y esto se consigue con verdadera voluntad de aprender y de vivir la Milicia con cada vez más alma. Esto se consigue leyendo cualquier texto de temática militar, hablando frecuentemente de asuntos del servicio, estudiando y profundizando en cualquiera de la inmensa variedad de aspectos que nos ofrece la Milicia. La odiosa frase tan usada de "así desconecto del cuartel" no es más que una muestra de desidia militar y de falta o ausencia de vocación. Así lo dice el artículo 72 de las actuales RR.OO:

El militar cuyo propio honor y espíritu no le estimulen a obrar siempre bien, vale muy poco para el servicio; el llegar tarde a su obligación, aunque sea de minutos; el excusarse con males imaginarios o supuestos de las fatigas que le corresponden; el contentarse regularmente con hacer lo preciso de su deber, sin que su propia voluntad adelante cosa alguna, y el hablar pocas veces de la profesión militar, son pruebas de gran desidia e ineptitud para la carrera de las armas.

En cuanto a la vida cotidiana, y teniendo en cuenta que se sale de la academia con bastante poca idea, no vayas de chulito por la vida creyendo que tus dos estrellas o tus tres galones dorados te dan la sabiduría absoluta. Confía en la experiencia de tus subordinados y aprende de ella. Dales la responsabilidad que merecen, pero no más; no descanses tu responsabilidad en ellos. Tampoco seas demasiado madre parturienta eximiéndoles de la responsabilidad que les corresponde. Exígete a ti tu responsabilidad, pero no dejes de exigírsela a tu subordinado. No confundas echar una mano a un subordinado con hacer su trabajo. Cada uno somos responsables en nuestro escalón jerárquico de forma perfectamente definida. Tú tienes tu responsabilidad y tus subordinados tienen las suyas. Echar una mano en lo que puedas está bien, pero no dejes que esa mano haga que la responsabilidad pase a tu espalda automáticamente. Cada uno tiene su responsabilidad, igual que tus jefes tienen la suya y te exigirán a ti la tuya. No confundas el ser querido por tus subordinados y ser graciable en lo que puedas con el colegueo

En este punto los Suboficiales que proceden de Tropa y llegan destinados a una unidad en la que estuvieron antes tienen que ser verdaderos artistas para conseguir ser firmes en el mando con quienes fueron sus compañeros y, en muchos casos, buenos amigos. Si estás en ese caso, no te va a ser fácil hacerlo bien. Tendrás que tener muy claro cuál es tu puesto y cuál tu responsabilidad y, como la amistad no está en absoluto reñida con la subordinación, deberás hacerles ver a tus amigos cuál es la nueva situación. Pero lo que jamás deberás hacer es estar sólo preocupado por hacerte querer y ser graciable, olvidando tu responsabilidad como cuadro de mando y tu obligación de ser firme en el mando; entre otras cosas porque la responsabilidad te la van a exigir a ti, no a tu subordinado-amigo. Son tus subordinados-amigos, precisamente, los que tienen que demostrarte su amistad porque de su actuación depende tu prestigio y el de la unidad que mandas.

Sea cual sea la situación, debes sentirte orgulloso de la unidad en la que sirves. Tienes que estar convencido de que tu unidad es la mejor y por eso estás en ella. Todo tu esfuerzo y tu trabajo bien hecho dará prestigio a tu unidad y eso te dará prestigio a ti. Pero también tienes que estar orgulloso de que el Ejército Español tenga otras unidades que, llegado el momento, combatirán codo con codo con la tuya, como probablemente haya pasado en alguna ocasión a lo largo de la larga historia militar de España. 

Preocúpate de tu personal, tanto en las vicisitudes especiales de su vida personal como en el estado de su instrucción, y del material y equipo asignado a tu unidad. Nunca olvides que una unidad es lo que son sus personas y tampoco olvides nunca que el mantenimiento te permite la operatividad de los medios para un eficaz empleo y que el empleo eficaz de los medios te permite cumplir la misión. Con estas dos premisas tendrás asegurado del 90 % del éxito de tu trabajo.

En cuanto a cómo afrontar la vida militar en el futuro y cómo desarrollar tu carrera con cursos, destinos, etc, poco te puedo decir. Como por suerte o por desgracia ya estoy en tiempo de descuento, sé que ya no me afecta el nuevo estilo de vida miliar. Por eso pocos consejos quiero darte en este aspecto porque mi concepto de lo que debe ser el resto de la carrera profesional según van pasando los años y van alcanzándose empleos ya no es válido. Mi concepto de qué es y qué importa de un militar ya no es el concepto de los planes de personal que os van a afectar a vosotros. Por ejemplo, ya no está de moda el pecho lleno de chapas de cursos operativos y permanencias en unidades cañeras mediante los que el uniforme se convierte en tu currículum. Ahora se lleva otro tipo de militar cuya experiencia en unidades pasa a un segundo plano y del que se valoran otras cualidades más genéricas, aunque, incomprensiblemente, luego te bombardean con el concepto de liderazgo. Se limita tanto el tiempo de mando que esa experiencia deja de serlo para ser sólo tiempo acumulado. 

Y, para finalizar, no te olvides nunca de tu familia. Cuando vayas a pedir un curso o una vacante piensa detenidamente qué les va a suponer a ellos. Ser familia de un militar es duro, por lo que si están a tu lado y te apoyan, no se lo pongas más difícil de lo que ya aguantan. Busca el equilibrio entre lo que quiere tu corazón y lo que aconseja tu cabeza, pero no debes hacer sólo caso a tu corazón. Te aseguro que a mí me ha dado buen resultado.

Siéntete orgulloso de ser militar; y además, demuéstralo. Ser militar no es un trabajo, un oficio o una profesión, es una forma de ser de la que deriva una forma de vida.

Mucha suerte.

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