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Hablar pocas veces de la profesión militar es una de las pruebas de gran desidia e ineptitud para la carrera de las armas. (Del art. 14 de las RR.OO de las FAs)

21 julio 2024

EL CREDO LEGIONARIO

 En el Ejército Español hay una serie de normas morales que, unas con más tradición que otras, unas con más acierto en su redacción que otras y unas mucho más motivadoras que otras, buscan ser la guía espiritual sobre la que fundamentar los valores y la idiosincrasia de cada unidad. Muy de moda se ha puesto en los últimos quince o veinte años inventarse decálogos que en su mayoría, siento decirlo, infunden bastante poca motivación. Y es que redactar un credo, un ideario o un decálogo no lo puede hacer cualquiera, porque luego el resultado es el que es.

Para mí, como es obvio —lo siento, pero es mi blog—, hay tres que están a otro nivel, como son principalmente el Credo Legionario y el Ideario Paracaidista, seguidos muy de cerca por el Decálogo del Cadete. Auténticos catecismos de la Milicia.

Y, aunque mi corasón partío legionario-paracaidista no pudiera decantarse por otros códigos morales, no hay que olvidar que el Credo Legionario lo escribió el Teniente Coronel Millán-Astray, fundador de La Legión, el Ideario Paracaidista lo escribió el Teniente Frías O´Valle, héroe de Ifni, y el Decálogo del Cadete lo escribió el General Franco, fundador de la Academia General Militar en su tercera época. Es decir, como decía al principio, un código moral no lo puede escribir cualquiera y está claro que los tres mencionados no eran, ni mucho menos, unos cualesquiera. Sabían lo que escribían porque lo habían sufrido en el momento culmen en el que se debe hacer gala de los valores militares: el combate.

Los dos primeros, el Credo Legionario y el Ideario Paracaidista, son los de mayor carga moral, redactados de una forma muy militar que solo los militares podemos entender y querer. Prueba de ello es que desde fuera, pero también desde dentro del Ejército, se ha pretendido cambiar su redacción para hacerla más políticamente correcta y en el caso del Ideario Paracaidista, del que hablaré la semana que viene, lo consiguieron.

Primer emblema del Tercio de Extranjeros

El Credo Legionario nació con La Legión. Fue Millán-Astray quien lo plasmó en su libro La Legión, en 1923, cuando el Tercio estaba ya perfectamente consolidado y cuando en sólo tres años había ya causado sensación en el mundo entero por su arrojo y valentía. Pero también por su mística que, aunque aún joven, determinaba ya el espíritu de una unidad especial, muy especial. Tan es así que el texto no se divide en artículos, sino en espíritus porque el Credo es precisamente eso, espíritu.

En el libro La Legión, el Fundador habla así del Credo Legionario:

Es la base espiritual de la Legión, médula y nervio, alma y rito de ella.

La Legión es también religión y sus oraciones están en él comprendidas: las del valor, compañerismo, amistad, unión y socorro, marcha, sufrimiento, endurecimiento a la fatiga, compañerismo ante el fuego, y las cardinales: Disciplina, Combate, Muerte y Amor a la Bandera.

Escrito en momento de exaltación del entusiasmo y de la fe, no tiene el más leve pulimento literario. Surgió espontáneo, como si dictásemos unas instrucciones cualesquiera; sentíamos La Legión, pensamos en el espíritu militar y en el de sacrificio. Queríamos que rindiesen culto al Honor militar y al Valor militar y que, sugestionados con estos sentimientos, vencieran el instinto y no temiesen la muerte.

Y queríamos también dictar las austeras reglas de la hermandad que iba a nacer, para que fuera: militar, guerrera, heroica.

Si tenemos en cuenta que Millán-Astray era un ferviente católico y observamos la estructura del Credo, podemos afirmar que está escrito a semejanza de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Esos doce espíritus son en realidad diez mandatos que acaban con dos proclamas. Redactado con el estilo de las Reales Ordenanzas de Carlos III, del Credo Legionario emana el espíritu de los grandes héroes y el anhelo de alcanzar las glorias de aquellos heroicos Tercios de la Infantería Española que dominaron Europa durante casi un siglo y medio.

El Credo Legionario constituye la base moral de La Legión y está inspirado en el bushido, el código de conducta de los samuráis cuya mística tanto influyó en Millán-Astray para fundar el Tercio de Extranjeros. Con él quería establecer una serie de sentencias muy simples y de fácil entendimiento para cualquier legionario que debían servir como base espiritual de La Legión, ayudando así a conformar su espíritu de cuerpo. Está claro que consiguió una fuerza con una alta cohesión y dispuesta a combatir sin miedo a la muerte. 

El texto original que redactó Millán-Astray decía así:

El Espíritu del Legionario

Es único y sin igual, es de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.

El Espíritu de Compañerismo

Con el sagrado juramento de no abandonar jamás un hombre en el campo hasta perecer todos.

El Espíritu de Amistad

De juramento entre cada dos hombres.

El Espíritu de Unión y Socorro

A la voz de “A mí La Legión”, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pide auxilio.

El Espíritu de Marcha

Jamás un legionario dirá que está cansado hasta caer reventado; será el Cuerpo más veloz.

El Espíritu de Sufrimiento y Dureza

No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño; hará todos los trabajos: cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.

El Espíritu de Acudir al Fuego

La Legión, desde el hombre solo, hasta La Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego; de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello.

El Espíritu de Disciplina

Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.

El Espíritu de Combate

La Legión pedirá siempre, siempre, combatir sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años.

El Espíritu de la Muerte

El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.

La Bandera de la Legión

La Bandera de La Legión será la más gloriosa, porque la teñirá la sangre de sus legionarios.

Todos los Hombres Legionarios son bravos

Todos los hombres legionarios son bravos; cada nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.

Es importante comentar que el Espíritu de Marcha fue así redactado originalmente por el Fundador, pero sin tener claro ni cómo ni cuándo, se añadió "... y resistente", quedando como se recita desde tiempos que nadie recuerda: "Jamás un legionario dirá que está cansado hasta caer reventado; será el Cuerpo más veloz y resistente". Como en tantas cosas, hay varias teorías de por qué y cuándo se añadió "y resistente", pero ninguna con base documental ni rigor histórico.

Como tampoco tiene base documental ni rigor histórico el mito de que en 1923 el Teniente Coronel Valenzuela distribuyera entre sus legionarios una nota en la que añadía un nuevo espíritu a los doce que ese mismo año había escrito Millán-Astray. El conocido como El Espíritu del Pelotón de Castigo decía así

Sufrir arresto en el pelotón es un derecho del legionario que pecó militarmente; derecho que no debe desposeérsele ni con indultos ni atenuaciones y, mientras que ejerce este derecho y paga sus deudas, ha de tener el orgullo de buen pagador, que cuanto más plenamente realice el pago más se despliega de sus faltas; que al terminar su correctivo deja de pesar sobre él, puesto que lo liberó pagando su justo precio. Nuestra raza no ha muerto aún.

El caso es que no existe documento alguno en el extensísimo archivo histórico de La Legión que corrobore esta leyenda de la que, si fuera cierta, supongo que habría quedado alguna de esas notas que dicen que Valenzuela entregó a sus legionarios. En definitiva, jamás ha sido oficial ese decimotercer espíritu.

En cuanto a La Bandera de La Legión, originalmente se escribió "será la más gloriosa porque la teñirá la sangre de sus legionarios". Hubo una época en la que se decía "es la más gloriosa porque está teñida con la sangre de sus legionarios" en base a que otra leyenda cuenta que tras la entrega de la primera Bandera Nacional a La Legión el 5 de octubre de 1927, la reina Victoria Eugenia consideró que las bajas legionarias hasta la fecha la hacían merecedora de tal modificación. El caso es que sea como sea, actualmente se recita de nuevo como lo fue originalmente porque el "será" es un mandato: será siempre la más gloriosa, como también lo es "trabajará en lo que le manden", "cumplirá su deber" o "defenderá al legionario que pida auxilio", por ejemplo.

5 de octubre de 1927. La Reina Victoria Eugenia entrega la primera Bandera a La Legión en Dar Riffien

Pero como decía al principio, el Credo Legionario sufrió odios desde fuera del Ejército e, incluso, envidias dentro de la propia Institución. A finales de los años 90 (sobre 1997 más o menos) una concejal del Ayuntamiento de Ronda denunció el anacronismo y la exaltación de la violencia en el Credo además de su estilo franquista ¿? cuando lo oyó en un acto del Tercio Alejandro Farnesio, 4º de La Legión, en Montejaque. No era nueva esa cantinela pues ya en los 80 había una voluntad política de cargarse a La Legión justificándola, entre otras cosas, con el Credo Legionario, que no le gustaba a los políticos.

El caso es que el entonces JEME, Teniente General Faura —aún no existía el empleo de General de Ejército— decidió modificar él mismo, de su puño y letra, el Credo Legionario atreviéndose a modificar lo que Millán-Astray había escrito setenta y cinco años antes. Recuerdo perfectamente el día en el que el General Zorzo, Jefe de la Brigada de La Legión, nos reunió a todos los Oficiales en el salón de actos para comunicarnos, con un cabreo descomunal, que el JEME le había dado la orden de que desde ese momento se recitara el nuevo credo. Éste constaba de diez artículos —ya no se llamaban espíritus, claro— de los que algunos, muy pocos, habían quedado igual, a otros se les modificó su redacción y dos se suprimieron directamente. No recuerdo qué espíritus del Credo estaban en cada caso porque el recorrido de aquel invento fue tan corto como la distancia hasta la puerta de salida del salón de actos. No es que incumpliéramos la orden, por supuesto que no —cumplirá su deber, obedecerá hasta morir— simplemente desde ese momento ordenábamos a nuestros legionarios recitar únicamente los espíritus que no habían sido modificados. Poco a poco tan impopular orden perdió fuerza por sí sola y, gracias a Dios, pasó a ser una triste anécdota.

Cada espíritu del Credo tiene relación con una actividad distinta de la vida cotidiana del legionario, pero para mí hay tres que son los que considero que más levantan el espíritu y más carga moral tienen cuando los legionarios formados gritan con todas sus fuerzas el Espíritu del Legionario, el Espíritu de la Muerte o La Bandera de La Legión. Es un chute de Milicia en vena prácticamente inigualable.


20 de septiembre de 2022, mi último aniversario fundacional de La Legión con la camisa verde.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Curioso lo del Bushido, no lo sabía.

Anónimo dijo...

Magnífico, como siempre.

Anónimo dijo...

Magnífico artículo.
En relación a nuevo Credo del TG Faura, añadir que sólo quedaron intactos el Espíritu de Disciplina y el de La Bandera de la Legíon, los cuales eran los únicos que se recitaban en los actos.
Este nuevo Credo quedó guardado con mucho celo en el CG de la BRILEG y, según se comentaba, no se podía difundir por que era información confidencial (no sé si se llegó a clasificar así el documento). De todas formas, a los nuevos legionarios se les seguía enseñando el Credo tradicional. Pocos de los antiguos mostraron ningún interés en conocer el nuevo.

El Furriel dijo...

Efectivamente, fueron los espíritus de Disciplina y la Bandera de La Legión. No estaba seguro de cuáles eran los que permanecieron invariables. Gracias.

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